Me complace mucho estar de nuevo por acá después de una parada involuntaria. En uno de mis primeros artículos en este blog, hablé de lo importante que es para todo enófilo la correcta elección del vino para la comida y viceversa. En aquella oportunidad les relaté mi experiencia en el magnífico restaurante Il Vino d’Enrico Bernardo en París, donde el protagonista es el vino, pues todo gira en torno al néctar de los dioses.
Pero no es necesario ir a París y visitar un restaurante costoso, para tener una estupenda velada con el vino como uno de los protagonistas. En nuestras casas podemos vivir muy gratas experiencias enogastronómicas, sin siquiera involucrar vinos demasiado costosos o sofisticados.
Para estimularlos e incentivarlos a experimentar en ese sentido, les haré una breve reseña de una velada reciente con familiares y amigos en casa.
Abrimos fuegos con un espumoso. El escogido fue Cantine Maschio Prosecco Extra Dry, Denominazione di Origine Controllata Treviso. Este sólido representante del espumoso emblemático de Italia, elaborado bajo el método Charmat (también llamado método italiano), se presentó muy limpio en copa con notas pajizas, con ricos aromas florales y muy grata presencia en boca. Fue un excelente aperitivo, preparando y estimulando las papilas para la comida por venir. Este es un espumoso que recomiendo ampliamente, pues tiene una de las mejores relaciones calidad/precio en el segmento de los prosecco.
El primer plato fueron unos caracoles (scargots) hechos al estilo Borgoña, servidos en concha, con el orificio rellenado de mantequilla, ajo y perejil, con unos minutos de paso por el horno. Personalmente, hubiera preferido un Chardonnay con algo de barrica. Sin embargo, este Chardonnay joven de Viña Tarapacá, hizo un gran papel acompañando este plato. El Sarmientos de Tarapacá Chardonnay 2011 resultó un vino de brillante color dorado paja, con notas de cambur y durazno en nariz. En boca muy vivo, sabroso y fresco. No lo había probado y me impresionó gratamente. Muy recomendable en el segmento de Chardonnay joven.
El plato principal fueron unos medallones de lomito en una salsa de champiñones y tocineta, acompañados de risotto saborizado con cebollín. Por supuesto, la elección fue un vino tinto para acompañar: Domaine Jean Bousquet Reserva Malbec 2007. Excelente vino con paso de 10 meses por roble francés. Con el característico violeta intenso de los vinos de Malbec argentinos. Con gran presencia en nariz, dominando la fruta negra y notas de pimienta. Un vino muy elegante, con gran expresión en boca, sedoso, buena estructura y excelente final. Resultó un magnífico acompañante para la carne. Gran vino sin duda.
Para el postre el vino escogido fue el Madeira Meio Doce de Henriques & Henriques. Los Madeira son vinos muy especiales por su particular proceso de elaboración. Se podría decir que son vinos pre-oxidados, lo que los hace muy estables en el tiempo. Inclusive después de abiertos, se mantienen en buenas condiciones mucho más tiempo que cualquier otro vino. De color ámbar intenso con notas marrones, con notas tostadas y frutos secos en nariz. Es un vino suave, complejo, con el dulce equilibrado por una buena acidez. Resulta muy seductor. Se llevó a la perfección con la torta de chocolate que fue servida como postre.
Después del café, llegó la hora del digestivo o pousse café. Acá también las uvas tienen voz. Y hablaron con Grappa Cellini Cru. El grappa es el emblemático aguardiente italiano, que se obtiene de la destilación del orujo de las uvas, que queda como residuo después del prensado. Un grappa absolutamente cristalino, perfumado con notas frutales, elegante, fresco y persistente. Un cierre magnífico para una gran velada.
A continuación las bebidas antes mencionadas y sus precios aproximados.
Cantine Maschio Prosecco Extra Dry, DOC Treviso | 110 Bs. |
Sarmientos de Tarapacá Chardonnay 2011 | 45 Bs. |
Domaine Jean Bousquet Reserva Malbec 2007 | 140 Bs. |
Henriques & Henriques Madeira Meio Doce | 140 Bs. |
Grappa Cellini Cru | 150 Bs. |
Los invito a experimentar con diferentes vinos en los distintos momentos de la comida, siguiendo las pautas básicas de maridaje o armonía. Lo que escribo acá son mis impresiones, tratando de ser lo más objetivo posible. Sin embargo, no se puede olvidar que la interacción con el vino es una experiencia muy personal, que obviamente tiene un componente de subjetividad.
Si prueban estos vinos u otros, los invito a darme sus impresiones. Si les gustan o no les gustan y porqué. Pueden dejar acá sus comentarios o contactarme vía Twitter.
Recuerden, el vino es aliento para el cuerpo y alimento para el alma. Hasta la próxima. ¡Salud!
José Sidonio Rodríguez
Entusiasta del vino
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