Daniel Rivera Acevedo es barista profesional hace siete años, además de diseñador industrial y ebanista. wandaliz.vega@gfrmedia.com
Daniel iba creciendo cerquita de este popular fruto mientras también desarrollaba interés por agradar al otro mediante el servicio. El joven pepiniano recuerda que “me ganaba mi almuerzo en la escuela elemental ayudando en la cafetería”.
“Daniel iba creciendo cerquita de este popular fruto mientras también desarrollaba interés por agradar al otro mediante el servicio”
Desde entonces, el joven que hoy tiene 26 años trazó el inicio de una pasión por el café y el servicio que fue desarrollando hasta que finalmente floreció a los 19 años, cuando empezó sus pininos como barista.
“El hacer café no es otra cosa que tener un compromiso con el agricultor (puertorriqueño), que se encarga de crear esta bebida que yo sirvo”, sostiene.
De la casa al bici-café
Fue con este bulto de vivencias sobre su espalda que el pasado 10 de febrero Daniel se aventuró a montarse en una bicicleta que preparó con todo lo que necesitaba para servir café en una actividad de bicipolo en el parque Barbosa, en San Juan.
“Me cuestioné: ‘¿Por qué llegar en carro a un evento de bicicleta?’”, mencionó.
“¿Cómo mover mi estación de café al evento?”, agregó.
Entre pensamiento y pensamiento le surgió la idea de combinar tres de sus intereses en uno solo: el café, la ebanistería –su padre era ebanista– y el hobby del bicipolo.
Puso así en práctica lo que le enseñó su familia en San Sebastián: “La formación de educación personal en mi casa siempre fue ‘todo lo que tú aprendas lo vas a usar y no se te va a olvidar’”. Y así ha sido.
Daniel Rivera Acevedo creó Bici-Café, una forma novel de servir la aromática bebida.
Un cajón y dos bolsas
Lo primero que tenía que crear era el cajón. Lo hizo, pero le quedó “un poquito pesado”, así que lo alivianó y le colocó dos bolsillos a cada lado con sacos de café.
Inicialmente, Daniel comenzó este invento por un “capricho personal” que se convertiría en el pie forzado de una novel forma de complacer el gusto de las personas por el café.
“Una vez toma el giro de que a la gente le encanta, terminamos con una página en Facebook”, mencionó.
Aquel día de febrero, Daniel llegó al parque, pero en vez de sobre cuatro ruedas, sobre dos, y no pasó desapercibido.
“Ay, ¿no se va a poder lo del café? Porque no veo mesa, no veo nada”, le preguntó su cliente. Sí, había café, pero era diferente.
“La gente quería saber qué es lo que yo tenía”, narra.
“Yo rompí todo el esquema de la mesa, el mantel y una coladora fea a de momento algo dinámico: una bicicleta con un estante con una gaveta que se convierte en barra y de ahí sale todo el café”, sostiene.
Dentro de las bolsas de yute y el cajón, que tiene escrito las palabras “Café de Puerto Rico”, guarda la estufa de butano, un zafacón, un molino de mano para moler el café; un reloj, para medir el tiempo de colada; una pesa, para determinar la cantidad de harina y agua; un filtro y cuatro chemex para la colada manual o lenta. “Buscamos las herramientas más simples para poder colar café en cualquier espacio”, sostuvo.
También alteró la bicicleta al colocarle dos patas de madera para dar soporte al cajón y agregarle un aditivo especial para la carga.
¡Y listo! Un café del país, “bien servido, en una bicicleta que parece un laboratorio”, dice entre risas.
“Una vez yo abro esa gaveta y empiezo a sacar todos los elementos, las personas se preguntan, ¿pero tú vienes a hacer café?”, indica.
Lo que hace se aleja de la comodidad, así como del camino tradicional para conseguir trabajo.
“No es cómodo. Yo me estoy montando en una bicicleta que mínimo pesa más de 40 libras por encima de mi peso; que yo tengo que poner a correr, que tengo que llegar al sitio, que tengo que convencer a mis clientes porque no es una máquina expreso con un dibujo que llama mucho más la atención. Cuando tú lo ves de esa manera, obviamente vas en contra de todo, todo el tiempo”, expone.
Su empresa también es motivada por la forma en que este joven ve la vida. “El desempleo crece bajo la comodidad que tal vez tenemos socialmente, de que si no tenemos esto, no lo vamos a hacer, o si no nos pagan tanto, no lo vamos a hacer”, expone.
En las actividades en las que sirves, has tenido experiencias con niños como el que te dijo que ese es “el invento del año”. ¿Qué opinas de la importancia de educar a esa generación?
Llevamos un tiempo en que se les ha educado a los niños a crecer buscando unos trabajos que pagan mucho, pero que no dan vida, hay que enseñarles a vivir con un buen trabajo.
La Bici-Café apenas está en pañales. “Esto está arrancando”, dice.
Por el momento se lleva su bicicleta a lugares donde se celebran actividades en las que las personas quieren tomar café.
También se ha lanzado a la calle de manera experimental a hablar con las personas y ofrecerles café mientras aprovecha para educarlos sobre la importancia de valorar el producto nacional.
Ya trabaja en la forma de alivianar el modelo, mejorar su seguridad e incluso variar con bebidas de café como el refresco porque “una vez tú te tiras de cabezas, tienes que atreverte a hacerlo”, sentenció.
Fuente: primerahora.com
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