Parece un arbolito y su sabor y aroma es tan fuerte que tiene amantes y detractores. Muy nutritivo, en esta receta casera y simple conseguís un plato gourmet con la ayuda de un buen queso azul.
El brócoli es una verdura que despierta pasiones encontradas. Hay gente que frunce la nariz cuando se lo cocina, pero lo come con verdadero gusto, y otros a quienes les repele desde el aspecto al sabor, pasando por la textura fibrosa y aroma potente. Una cosa es cierta, sin embargo: basta probarlo en su forma perfecta para que guste.
Los detractores se atajan: ¿para qué comer brócoli cuando hay todo un mundo de verduras más ricas? Las razones son nutritivas, ya que su aporte de hierro, vitamina C –entre otras- y fibra está entre los más altos de los vegetales comestibles. De hecho, está considerado un súper alimento. Así es que para los chicos y chicas algo anémicos que vemos a diario no hay como un buen plato de estos arbolitos. El tema es dar con la receta ideal.
¿Y cuál es esa receta? No hay una sola, pero sí un solo secreto que las vincula a todas: el brócoli precisa sabores que lo saque de su rol protagónico. Una suerte de disfraz, que puede ser por la vía de la suavidad o la potencia. Suavidad, por ejemplo, se consigue con una salsa blanca o con quesos crema; potencia, con la compañía de ajo y queso azul. O bien todo junto, como la receta que te paso a continuación y que, sin ser un hallazgo, suele estar olvidada en los cajones de la cocina.
Preparación
Para dos personas elegí un brócoli que tengan la flor y el tallo bien verdes. Si ya está amarillento, mejor descártalo, no es bueno. Empieza cortando el tronco y conserva las flores con unos tres a cuatro centímetros de la base. Y cocínalo al vapor en una olla. El punto perfecto es cuando lo puedes pinchar con el tenedor y está firme; se consigue con unos 6 a 10 minutos. O bien al microondas, donde 6 minutos alcanzan. El dato es sacarlo siempre al dente y nunca pasado, porque pierde la mayoría de sus propiedades.
Luego, pica un diente de ajo y, con un chorro de buen oliva extra virgen –Oliovita Blend, por ejemplo- lo pones en la sartén a fuego muy suave. Cuando libera el aroma del ajo, aumentas el fuego y desglasas con una copa de vino blanco. Luego, agregas el brócoli cocido y troceado, dos cucharadas de queso crema y dejas que la salsa se espese un poco. En dos minutos está lista.
Ahora puedes hacer dos cosas. Una, procesarla y usarla tipo salsa verde o sopa. Dos servirla con arroz blanco o con una pasta corta. Cualquiera sea el caso, el toque maestro viene ahora: le pones, desgranado, un buen queso azul y una pizca de nuez moscada ya en el plato.
Sírvelo caliente y acompáñalo del mismo blanco que usaste en la cocción. Irresistible.
Fuente: Planeta Joy
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