Con el post de hoy comenzamos la sección relativa a las variedades tintas más importantes del mundo. Al igual que hicimos con las blancas, no queremos exponeros datos sin sentido, por el contrario, pretendemos serviros de ayuda y de guía para que conozcáis las características esenciales que hacen de cada una de estas variedades algo único y especial.
Empezamos esta sección por la que muchos consideran la “reina de las variedades tintas”: la Pinot Noir. Como describe Helena Nicklin en su Vinalogy (www.winebird.co.uk), la Pinot Noir es la “Audrey Hepburn de las uvas tintas” o “la bailarina con pies de seda sobre el terroir”. Sea como fuere, esta es una uva de piel fina, lo que conlleva que los vinos elaborados a partir de ella suelen presentar colores ligeros, con niveles tánicos de bajos a medios. De hecho, si queréis sorprender a alguien que esté con vosotros iniciándose en el mundo del vino es interesante realizar uno de los ejercicios más clásicos de cualquier cata a ciegas. Comprad un vino joven elaborado con Pinot Noir y un Chardonnay fermentado o criado en barrica sobre lías e intentad, con los ojos cerrados claro está, saber cuál es el vino tinto y cuál es el blanco. ¿Parece fácil, verdad? Contadme lo resultados… ¡Seguro que hay más de una sorpresa!
Si queréis confundiros un poco, no dudéis en realizar el ejercicio de cata a ciegas que os proponemos. Veréis cómo diferenciar entre vino blanco y tinto no es tan fácil como a veces pensamos.
La Pinot Noir es una variedad muy exigente en cuanto al lugar donde se cultiva, lo que la hace muy difícil para los viticultores de determinadas regiones del mundo. Sin embargo, su aspecto más positivo es que sus vinos menos “elitistas” suelen ser fáciles de beber y disfrutar, a diferencia de otras variedades tintas más “complicadas”. De hecho, no requieren grandes tiempos en botella para desarrollar sabores atractivos y ser reconocidos como vinos agradables de beber en todas las etapas de su vida. Su principal característica organoléptica es, además de su color y escasa carga tánica, su marcado carácter de fruta roja, donde destacan los aromas y recuerdos a frambuesa, aunque también los de fresa y cereza. ¡Espectacular, verdad! Sólo los mejores ejemplos de Pinot Noir pueden envejecer, desarrollando aromas con matices animales (recuerdos a champiñón, carne de caza, pelo mojado, verduras “pochas”…) y con algunos recuerdos muy similares a las especias y al incienso (es de esos aromas que nunca se olvidan y que siempre te llevan a pensar que te encuentras ante un Pinot Noir).
En regiones calurosas pierde delicadeza en sus aromas, convirtiéndose en una auténtica mermelada de frutas. Por eso siempre nos oirás decir que la Pinot Noir es una variedad a la que le gustan los climas templados o frescos, aunque en las regiones demasiado frías la maduración se complica bastante y, al no madurar por completo, los vinos tienen un excesivo carácter vegetal, como de hojas mojadas o repollo, sin ir más lejos.
Los Pinot Noir de regiones cálidas, como algunas zonas de España, recuerdan más a la mermelada que a cualquier otra cosa, perdiendo gran parte de su elegancia para convertirse en vinos de corte “más mediterráneo”
Sólo los mejores vinos son capaces de soportar el “embiste del roble”, pues en ocasiones las notas tostadas, torrefactas y avainilladas del roble nuevo pueden pasar a dominar los delicados sabores de la Pinot. Por ello, no son pocas las bodegas que crían sus vinos en fudres de grandes volúmenes de roble usado previamente para intentar tomar partido en la “lucha que se establece entre el vino y la madera”. De esta manera facilitan el predominio de la fruta con la obtención de un trasfondo interesantísimo aportado por el roble.
Fco. Teixidó
Dr. Enólogo de WineFocus / www. winefocus.es
Fuente: winefocus.es
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