Descubre varios establecimientos que apuestan por la "cultura de tapas" y articulan su oferta gastronómica en torno a ellas en Zaragoza.
Las tapas se han convertido dentro y fuera de nuestras fronteras en todo un símbolo de la gastronomía española; y el acto que invita a reunirse con familiares y amigos para ir en busca de las mejores creaciones forma parte de nuestra idiosincrasia. Lo saben bien estos cinco bares del Casco Histórico de Zaragoza, que apuestan por la "cultura de tapas" y articulan su oferta gastronómica en torno a ellas:
1. Bar La Viña. Adil El Fatmi regenta este establecimiento situado en la calle que conecta la plaza de Santa Marta con Don Jaime I. Su propuesta, tan exitosa como sencilla, se centra en tres especialidades que suman adeptos cada fin de semana. Las patatas bravas (2 euros), los pinchos morunos elaborados con pierna de Ternasco de Aragón (2,40) y las tradicionales croquetas de jamón consiguen deleitar desde la barra a los presentes.
2. El Ensanche. Durante años, Carlos Rodrigo hizo de El Ensanche de Carlos uno de los bares emblemáticos del Tubo con propuestas de tapeo tradicional difícil de encontrar en otros establecimientos: higaditos de pollo en aceite, mini hamburguesas de buey wagyu y la famosa tapa "cojonciana". Algunas de estas propuestas todavía podemos encontrarlas en El Ensanche, el nuevo proyecto de la familia Almau que recupera la esencia del tapeo clásico de este cocinero del Tubo en un ambiente rejuvenecido.
3. La Flor de la Sierra. Desde la plaza del Pilar, según venga el aire, hay ocasiones en las que se puede percibir el olor a sardinas que llega de esta tasca zaragozana. Las que se venden son pequeñas y proceden fundamentalmente del Mediterráneo. Las salsas para acompañarlas -acompañadas de ingredientes secretos que su dueño se niega a revelar- las hacen especiales entre los que visitan el establecimiento. La media docena cuesta 4,50 y la docena se vende a 8 euros. Brochetas de morro, patatas asadas y quesos de la casa completan su oferta culinaria si elegimos hacer una parada en él para ir de tapas.
4. Casa Dominó.
En la plaza de Santa Marta, encontramos otro de los bares históricos de Zaragoza, una tasca de esas que todavía se ven paseando por el Madrid antiguo. En esta casa se inventó hace 21 años el jamón batido, que tanto se ha extendido, y también vio la luz la longaniza ali-oli. La salsa y el jamón de Teruel obran el milagro en los exitosos montaditos de la casa.
5. Las Palomas.
Su bufet de tapas obliga a detenerse a cuantos pasean por la la calle de Don Jaime. Y aunque su disfrute exige de tiempo, si la ocasión lo merece, vale la pena hacer una parada en este emblemático establecimiento para disfrutar de hasta 50 raciones y tapas distintas a un precio cerrado.
Fuente: heraldo.es
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