Un recorrido cinéfilo por films que son verdaderas declaraciones de amor al arte de cocinar y comer.
La comida es un tema muy apto para el tratamiento cinematográfico, tal es así que resulta muy difícil hacer una selección sin dejar obras maestras afuera. Uno de los estrenos más recientes, es Chef. El film se centra sobre la vida de Casper (John Favreau, que también es el director), un cocinero que ve limitada su vena artística de parte del propietario del restaurante en el que trabaja (Dustin Hoffman). En medio de una profunda crisis personal, decide recomponer su vida a partir de un viaje por Estados Unidos a bordo de un food truck, acompañado por su hijo.
En el imaginario popular, el chef suele ser visto como un tipo un poco loco, muy exigente e ensimismado con el trabajo. Así es Marta, la protagonista de Deliciosa Marta, película alemana de 2011 dirigida por Sandra Nettelback en el que una cocinera muy exitosa, pero con serias dificultades para relacionarse con los demás. Y un poco loco también es Chu, el protagonista de Comer, beber, amar, de Ang Lee, un chef jubilado que prepara verdaderos banquetes para su familia, a la que en realidad poco y nada le interesa la comida tradicional taiwanesa que con mucho esmero Chu prepara cada domingo.
A veces la comida puede funcionar como un nexo entre épocas y personas. Julia & Julie, por ejemplo, una película de Nora Ephron que explora la afirmación de Julia Child como la cocinera que introdujo a escala masiva la comida francesa en los Estados Unidos y Julie Powell, una bloguera que casi cincuenta años después se propone revivir todas la recetas que la hicieron famosa.
La chocolatería de Vianne, en la que una madre soltera y anticonformista se gana lentamente el corazón de un pequeño y conservador pueblo francés, y de un músico gitano, también es la historia de cómo a través de la comida, en este caso de los dulces, personas muy diferentes entre ellas pueden generar vínculos muy profundos y superar sus diferencias.
Otro tipo de conexión es la que busca Fanis Iakovides, un chef griego que viaja a Estambul, donde nació y vivió hasta la adolescencia, para reencontrase con su abuelo, con su primer amor y con los sabores que marcaron su infancia. Ocurre en Un toque de canela, una coproducción turco-griega de 2003. Y como no mencionar Ratouille, la película de Pixar en el que dos mundos de lo más incompatibles (los roedores son probablemente lo último que uno quisiera encontrarse en la cocina) generan maravillas detrás de las hornallas
Fuente: Planeta Joy
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