Utensilios básicos para disfrutar del vino en tu casa

En el mercado podemos encontrar numerosos kits o estuches con accesorios para disfrutar del vino en casa. Pero en la mayoría de las veces se incluyen objetos que quedan muy aparentes en una vitrina o cuando se muestra a un invitado, pero no son muy prácticos en su uso cotidiano.

Para beber un vino cualquiera realmente sólo es necesario un vaso y un sacacorchos, y a veces ni siquiera este último si el tapón es de rosca.

Pero hoy te presentamos los accesorios que creemos que son imprescindibles para poder disfrutar sólo o en compañía de una buena botella de vino.

1. Un BUEN sacacorchos

Por la variedad de tipos, sistemas, etc, a pocas cosas se le ha dado tantas vueltas como al sacacorchos. Pero para que una herramienta para descorchar sea sencillamente perfecta, basta con que cumpla estos requisitos básicos:

• Que sea ultra portátil y lo puedas llevar en el bolsillo o colocar en cualquier cajón.
• Que la espiral sea de un metal de calidad, fino pero robusto y permita que el corcho se deslice fácilmente.
• Que tenga una pequeña navaja para desprender el capuchón de la botella.
• Que el mango y el sistema de extracción sea cómodo y fiable como para no tener que servirse de la mesa como apoyo.

2. Decantador

Su función básica es airear, oxigenar el vino y son imprescindibles para obtener el gusto óptimo de vinos con mayor crianza, como los reservas o gran reserva, y aquellos que poseen más cuerpo, como los elaborados con uvas de la variedad Shiraz.

No es estrictamente necesario si lo que deseas es airear vinos jóvenes, que puedes remover en la misma copa, pero ten en cuenta que algunos vinos de mayor edad pueden tener sedimentos que no deseamos servir mezclados. Para ellos el decantador es perfecto.

3. Una buena copa de cristal

No es ni mucho menos un accesorio snob y aunque en ocasiones se considere como un elemento de decoración o apariencia, disponer una buena colección de copas de vino te permitirá disfrutar con mayor intensidad de los caldos que bebas.

La copa de vino ofrece importante ventajas a las que frecuentemente no prestamos atención:
Permite contener los aromas que nos regala el vino para que podamos disfrutarlos antes y mientras lo consumimos.
Las copas más anchas o redondas están pensadas para vinos como los tintos, con mayor crianza, que necesitan más oxigenación.
El cuello de la copa es perfecto para sostenerla y así evitar alterar (calentar) el contenido del vino con nuestras manos.
Las copas más pequeñas o estrechas están pensadas vinos que se deban tomar frescos ya que evitan que el caldo coja temperatura.

Una copa perfectamente limpia es un placer a la vista. Aunque te hayas asegurado de que no contiene ningún resto de usos anteriores, en ocasiones pueden tener restos de cal del agua o alguna mota de polvo que ha quedado tras su secado. Una bayeta de microfibra especial para cristales delicados es un aliado imprescindible.

4. Enfriador

Dependiendo de la temperatura ambiente, el número de “bebedores” por botella y la velocidad a la que estos consuman, en ocasiones es imprescindible contar con un utensilio enfriador o que mantenga la temperatura del vino.

Nos referimos, claro está, a vinos que requieran servirse fríos o muy fríos como blancos, rosados o cavas.

Si somos estrictamente prácticos, bastaría con una cazuela o hielera con agua y hielos en su interior. Pero para mejorar la presencia en la mesa y evitar incomodidades como goteos, etc, existen muchas alternativas en el mercado fabricadas con diferentes técnicas y materiales.

Todos sabemos que frecuentemente se derrama unas gotas de vino al ser servido, nada que se pueda solucionar con un paño o servilleta de papel negro. Existen utensilios para estas y otras pequeñas necesidades, pero ya no entrarían dentro del terreno de los “accesorios”.

Hasta aquí lo básico para un consumo “en confianza”.

Fuente: nuevoshorizontes.granfeudo.com