La tecnología detrás de este invento ha sido desarrollada por Cambridge Consultants. Según la empresa, querían hacer el proceso de acercarse y disfrutar del vino algo más sencillo. “El vino es ciencia y arte, lo que hace difícil elegir y encontrar el vino perfecto”, dice su responsable Sajith Wimalaratne. Hay una elevadísima variedad en el mercado, y muchas veces compramos una botella por la etiqueta o por un impulso. Mezclar vinos para conseguir un determinado aroma y sabor ha estado presente desde hace siglos y esa es la razón de ser de Vinfusion”.
“Para ello hemos hecho infinidad de análisis de los diferentes tipos de vino. Además llevamos a cabo encuestas de los tipos de vino que se consumen en restaurantes y bares o que se adquieren en tiendas. De las 140 personas entrevistadas, el 70% no estaba contenta con el vino que habían pedido. Vimos que había una oportunidad de negocio para que el consumidor beba lo que realmente quiere”. El equipo que ha creado el artilugio hizo una primera selección de 20 vinos que podían representar sus principales características organolépticas. Posteriormente cuadraron dichas características con los gustos encontrados con mayor frecuencia en los estudios de mercado, para quedarse finalmente con 4 tipos de vino. Y estos son los elegidos: un pinot noir, un merlot de Chile, shiraz de Australia y un muscat francés.
Muchos de los aficionados al vino y no digamos enólogos y sumiller, piensan que estamos ante una aberración ‘enológica’. Recomiendan que para encontrar el tipo de vino que nos gusta lo mejor es degustarlo, cuanto más mejor, que es como se aprende. Hasta que demos con el tipo de uva, región y crianza que nos interesa. El susodicho aparato costará unos 500 euros por cierto.
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