J. R. R. Tolkien creó un mundo a tal detalle, que hasta inventó lenguajes para cada raza. La popularización de sus libros fue, para muchos, una ventana abierta a una cascada de aventuras entre paisajes vestidos de verde, montañas misteriosas, tierras habitadas y transitadas por hobbits, hombres, magos, enanos…
Como no podría ser de otra manera, en esta creación minuciosa, la gastronomía tiene un papel fundamental. Y tanto es así que el autor puso en boca del enano Thorin Escudo de Roble, las siguientes palabras: “Si diéramos a la comida, a la alegría y a las canciones más valor que al oro, éste sería, sin duda, un mundo más feliz”, mostrándonos su amor por la comida, y las cosas buenas que suceden a su alrededor.
Es sabido que Tolkien era un gran amante de la gastronomía y así lo refleja en su obra: las escenas en que aparecen fuentes de bebida y comida son muy numerosas. Y, sin duda, el lugar donde más se plasma ese gusto por el buen comer es en la frondosa Comarca de los hobbits.
Pero la gastronomía en esta historia nos explica mucho más, pues cada grupo de personajes va estrechamente ligado a unas costumbres culinarias concretas que les caracterizan. Así, igual que los Bilbo siempre está preparado para una buena comilona, a “Aragorn, la persona más austera de la trama, muy pocas veces se le ve comiendo”, dice José Olmos, cocinero y amante del mundo Tolkien.
Tolkien creó un universo en el que la gastronomía también tiene su hueco
Cada personaje, su comida
Es sabido que Tolkien era un gran amante de la gastronomía y así lo refleja en su obra: las escenas en que aparecen fuentes de bebida y comida son muy numerosas. Y, sin duda, el lugar donde más se plasma ese gusto por el buen comer es en la frondosa Comarca de los hobbits.
Pero la gastronomía en esta historia nos explica mucho más, pues cada grupo de personajes va estrechamente ligado a unas costumbres culinarias concretas que les caracterizan. Así, igual que los Bilbo siempre está preparado para una buena comilona, a “Aragorn, la persona más austera de la trama, muy pocas veces se le ve comiendo”, dice José Olmos, cocinero y amante del mundo Tolkien.
José es copropietario de la Taberna La Serp (Sagunt), que cada año acoge lasJornadas Gastronómicas centradas en el universo Tolkien. Es por ese motivo que, desde hace siete años, elabora una cuarentena de recetas a partir de las menciones a la comida que el autor dejó en sus libros.
Olmos Explica que, para crear las recetas, más que en los ingredientes en sí, se fija en las costumbres gastronómicas de cada personaje: “a veces lo mejor es conseguir, con el plato, transportar al cliente al ambiente”.
Menciona el ejemplo de los elfos silvanos: “como se hace referencia sobre todo a sus frutos silvestres, nosotros hacemos una ensalada tropical que trata de evocar ese pasaje”. Los elfos silvanos viven en las profundidades de los bosques y -sobre todo en El Hobbit- los podemos ver celebrando con vinos y carne asada en varias ocasiones.
Cosa que no es tan común Rivendell, donde viven los elfos peredhil, el paisaje más idílico de la historia. Allá raras veces aparecen mesas de elfos comiendo con abundancia. Es más, en una de las pocas escenas en las que lo hacen, comparten mesa con los enanos y estos últimos se sienten defraudados por el menú: muchos brotes y hojas verdes y nada de carne
Olmos Explica que, para crear las recetas, más que en los ingredientes en sí, se fija en las costumbres gastronómicas de cada personaje: “a veces lo mejor es conseguir, con el plato, transportar al cliente al ambiente”.
Cada año se celebra en Sagunt las Jornadas Gastronómicas basadas en el universo Tolkien
Menciona el ejemplo de los elfos silvanos: “como se hace referencia sobre todo a sus frutos silvestres, nosotros hacemos una ensalada tropical que trata de evocar ese pasaje”. Los elfos silvanos viven en las profundidades de los bosques y -sobre todo en El Hobbit- los podemos ver celebrando con vinos y carne asada en varias ocasiones.
Cosa que no es tan común Rivendell, donde viven los elfos peredhil, el paisaje más idílico de la historia. Allá raras veces aparecen mesas de elfos comiendo con abundancia. Es más, en una de las pocas escenas en las que lo hacen, comparten mesa con los enanos y estos últimos se sienten defraudados por el menú: muchos brotes y hojas verdes y nada de carne
Para estos últimos, no hay nada mejor que un buen asado con guarnición deMim , unas raíces jugosas que muchos relacionan con hortalizas como las remolachas, zanahorias o rabanitos.
Tolkien otorgó a los enanos hogares como las profundidades de una montaña (Erebor) y profesiones con una gran conexión con las entrañas de la tierra como la minería o la herrería.Y, en consecuencia, los caracterizó con un alimento(las Mim,) que -como ellos- nace y crece debajo de la tierra.
Las Mim son unas raíces que nacen bajo tierra, se relacionan con las hortalizas
Los hobbits: gourmets muy british
Pero si el autor plasmó en alguien su amor por la comida fue en los hobbits, esos seres bajitos de pies grandes que no entienden la vida sin la reunión cerveza en mano con sus amigos, o sin sus seis ingestas diarias: desayuno, segundo desayuno, “elevenses” o almuerzo de las once, comida, hora del té y cena.
“Gran parte de la gastronomía británica se recoge en el mundo de los hobbits:las setas, el té aromático o del apple pie (pastel de manzana), son sólo algunas de las menciones a la tradición culinaria del Reino Unido”, explica Fernando Cid, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Sociedad Española Tolkien, en este ensayo.
Tan importante es estómago para “los medianos” que, cuando salen de la Comarca, lo primero que echan en falta es su despensa, siempre a rebosar de quesos, embutidos, conservas, frutos secos… Sólo por nombrar alguna escena, podemos recordar a Bilbo en apuros, pensando nostálgico en unos huevos con bacón; o a los gemelos Merry y Pippin, recién lanzados a la aventura, reclamando su segundo desayuno.
Comida mágica: comida para el camino
En esta historia llena de sabores, tampoco podíamos olvidarla: la comida mágica o casi mágica, aquella que da la energía necesaria para las grandes travesías que los personajes tienen que recorrer. Como será obvio para los más adeptos, hablamos de las lembas o “pan del camino”: una especie de galleta hecha por los elfos (o, mejor dicho, sólo por ciertas elfas) una porción de la cual es capaz de saciar el hambre de un día entero.
Pero también existen otros alimentos parecidos. Por ejemplo, el cram, una especie de lembas (“más desagradable y menos fortificante”, dicen los elfos) que comparten los hombres de Esgaroth y del Valle con los enanos. Cid lo describe en su ensayo como “un pan muy duradero, al que no le afecta el moho, que tiene su correspondencia en el mundo real en los denominados crackers de la cultura anglosajona”.
Al final, el mundo Tolkien está envuelto de todos los aromas: desde el vino y frutas dulces de los bosques, hasta la carne seca -y, a veces, en putrefacción- de los orcos. Pero, si tuviéramos que elegir un olor predominante, sería sin duda el de esos huevos con bacón de la Comarca.
El autor británico era un apasionado de la gastronomía y decidió incluirla en sus grandes obras
ELENA NAVARRO
Fuente: La Vanguardia
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