Existen dos claves para que el arroz blanco quede en su punto: el tiempo y la proporción. Si cocinas el arroz blanco en poco tiempo probablemente quede al dente, un estado que, a diferencia de lo que sucede con las pastas, no suele ser adecuado, a no ser que por motivos de dieta este deba tener un menor índice glucémico. Por otro lado, si cocinas del arroz durante mucho tiempo, lo que provocarás es que los granos se peguen entre sí y queden con una textura blanda y gomosa.
Si usas demasiada agua puede que el arroz de quede muy húmedo, mientras que una cantidad escasa, hará que los granos acaben chamuscándose. Para evitar estos errores, es importante que tengas en cuenta los siguientes consejos:
- Utiliza dos tazas de agua por cada taza de arroz de grano largo.
- Usa una taza y ¼ de agua por cada taza de arroz de grano corto.
- Emplea una taza y ¾ de agua por cada taza de arroz integral.
Cocción del arroz
Antes de poner a hervir el arroz, es importante que enjuagues el arroz en el grifo ayudándote con un colador o un escurridor para eliminar el almidón sobrante. Puedes llevar a cabo esta operación unas tres veces, o bien esperar a que el agua que se filtra por el colador quede transparente.
Pon el agua y el arroz en una olla y agrega una pizca de sal opcionalmente. Lleva la cacerola a fuego medio y cuando comience a hervir, remueve con una cuchara de madera y disminuye el fuego de medio a lento. Pon la tapa sobre la olla y dejar cocer durante 18 minutos el arroz de grano largo, 45 minutos el integral y 15 minutos el de grano corto.
Una vez que hayas alcanzado el tiempo aconsejado, apaga el fuego y deje reposar durante 10 minutos sin retirar la tapa. Así obtendrás un arroz blanco perfecto.
¿Qué te han parecido estos consejos que el arroz blanco nunca se pase? Deja tus comentarios y visitará categoría Arroces para conocer muchos más trucos y preparaciones.
Fuente: Placer al Plato
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