1. Fue identificado en 1908, cuando el científico japonés Kikunae Ikeda lo descubrió como una sensación gustativa distinta en el caldo del alga ‘Kombu’ (llamado ‘dashi’)
2. Debido a su descubrimiento, la palabra ‘umami’ proviene del japonés y significa algo así como sabroso o delicioso
3. ¿A qué sabe? Es difícil de definir, pero podría decirse que es un sabor único y singular, sabroso sin ser salado, induce la salivación y produce una sensación aterciopelada en la lengua
4. Los productos ricos en glutamato o MSG (sus siglas en inglés) de manera natural son los que presumen de tener ese sabor ‘umami’, por ejemplo el queso parmesano, las anchoas, los mariscos, los tomates maduros, la salsa de soja, los espárragos, las frutas maduras, el jamón ibérico o las setas shiitake
5. El ‘umami’ es potenciador y realza el sabor de una gran cantidad de alimentos, por lo que cocinar con ingredientes ricos en ‘umami’ permite reducir la cantidad de sal. Esto sucede, por ejemplo, cuando preparamos un fumé con cabezas de pescado
6. Los procesos de fermentación, envejecimiento, maduración, curación o secado de los alimentos son liberadores de ‘umami’, pues todas ellas degradan las proteínas, liberando este sabor
7. Al estar muy en auge en la cocina actual, sobre todo en la asiática, se ha logrado sintetizar artificialmente el glutamato monosódico para conseguir el sabor ‘umami’ en muchos alimentos procesados. Son aquellos que contienen los aditivos E620, E621, E622, E623, E624 y E625.
Dos ejemplos de comidas que podemos tomar para comprobar de que estamos hablando podías ser según propone Thermomix: Tagliatelle de espárragos verdes con parmesano y trufa. Los motivos son que tanto el queso parmesano y el aceite de trufa son considerados dos ingredientes umami. También se puedo saborear una ensalada oriental de arroz, langostinos, pimientos y brotes de soja para dejarnos llevar por el quinto sabor.
Fuente: La Razón
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