Es una de las bebidas más populares del mundo pero su consumo varía mucho de unos lugares a otros. No solo en la forma de prepararlo, sino también en el momento de beberlo o con qué lo acompañamos. Porque el café, que por aquí encuadramos siempre en el desayuno o la sobremesa, en otros lugares puede acompañar una comida sin problemas.
Café con pincho de tortilla IKER MORÁN
De hecho, si lo pensamos un poco mejor, ese almuerzo de media mañana en el que cae un bocadillo con un café parece romper un poco la idea generalizada de que los dulces son el mejor maridaje para una taza de café.
¿Y qué pasa con ese pincho de tortilla de patatas que en Bilbao nos tomamos encantados con un café con leche para cumplir con el sagrado hamaiketako, el almuerzo de las 11 de la mañana?
Efectivamente, los maridajes con café son mucho más amplios y posiblemente extraños de lo que a priori pensamos. Aunque, en realidad, de locura tiene bien poco. Así nos lo confirma Antonio Palmero, Coffee Ambassador de Starbucks en España y auténtico experto en la materia.
De hecho, él fue el culpable de toda esa reflexión cuando hace ya un tiempo le escuchamos asegurar que el queso era una pareja perfecta para algunas variedades de café. Tras la primera cara de extrañeza, la segunda reflexión nos llevó a pensar en la mantequilla de las tostadas y acabamos hablando de tortillas y cafés. "No estamos acostumbrados a tomar comida salada con nuestro café, sin embargo, este maridaje no es para nada una combinación rara y en ocasiones puede ser una combinación exquisita", nos confirma.
La moda del brunch ha sido posiblemente la que más ha hecho por popularizar este tipo de combinaciones aunque, en realidad, que levante la mano quien en el buffet de desayuno de un hotel no ha acabado comiendo huevos y bacon con un café, por ejemplo. Sí, igual las películas y esos desayunos americanos también tienen algo de culpa.
Pero volviendo al café, la clave del maridaje en cada caso es la variedad, el origen y el tipo de tueste. "Algunas regiones de cultivo de café, como Asia Pacífico, por sus matices y por la zona donde se cultivan, tienen como sabores complementarios alimentos salados que incorporen queso, la mantequilla o incluso, especias", nos explica Palmero.
Aunque si hablamos de comidas con un especiado suave -puntualiza- los cafés de Guatemala son una excelente opción. Otro buen ejemplo es el café de países africanos, con aromas y sabores muy frutales y frescos y que marida muy bien con productos frescos como el tomate, apunta.
El caso del queso es especialmente interesante, porque muchos de los aromas que se encuentran en los granos tostados (nueces, caramelo, chocolate, flores, frutas) también se dan en el queso.
Eso sí, mejor decantarse por quesos cremosos y de sabores no muy intensos que, como en cualquier maridaje, faciliten el equilibrio entre todos los elementos. Con un queso curado no hay problema, pero un queso azul se llevaría por delante todos los matices y aromas del café.
Precisamente pensando en esos platos con una potencia considerable -una tortilla con cebolla o el bacón del desayuno, por ejemplo- el experto en cafés recomienda apostar por un americano elaborado con cafés con un tostado intenso y de cuerpo completo que aguanten el tipo ante este tipo de comidas, y el café no pierda su identidad.
¿Y qué pasa con ese pincho de tortilla de patatas que en Bilbao nos tomamos encantados con un café con leche para cumplir con el sagrado hamaiketako, el almuerzo de las 11 de la mañana?
Efectivamente, los maridajes con café son mucho más amplios y posiblemente extraños de lo que a priori pensamos. Aunque, en realidad, de locura tiene bien poco. Así nos lo confirma Antonio Palmero, Coffee Ambassador de Starbucks en España y auténtico experto en la materia.
De hecho, él fue el culpable de toda esa reflexión cuando hace ya un tiempo le escuchamos asegurar que el queso era una pareja perfecta para algunas variedades de café. Tras la primera cara de extrañeza, la segunda reflexión nos llevó a pensar en la mantequilla de las tostadas y acabamos hablando de tortillas y cafés. "No estamos acostumbrados a tomar comida salada con nuestro café, sin embargo, este maridaje no es para nada una combinación rara y en ocasiones puede ser una combinación exquisita", nos confirma.
La moda del brunch ha sido posiblemente la que más ha hecho por popularizar este tipo de combinaciones aunque, en realidad, que levante la mano quien en el buffet de desayuno de un hotel no ha acabado comiendo huevos y bacon con un café, por ejemplo. Sí, igual las películas y esos desayunos americanos también tienen algo de culpa.
Café y queso
Pero volviendo al café, la clave del maridaje en cada caso es la variedad, el origen y el tipo de tueste. "Algunas regiones de cultivo de café, como Asia Pacífico, por sus matices y por la zona donde se cultivan, tienen como sabores complementarios alimentos salados que incorporen queso, la mantequilla o incluso, especias", nos explica Palmero.
Aunque si hablamos de comidas con un especiado suave -puntualiza- los cafés de Guatemala son una excelente opción. Otro buen ejemplo es el café de países africanos, con aromas y sabores muy frutales y frescos y que marida muy bien con productos frescos como el tomate, apunta.
El caso del queso es especialmente interesante, porque muchos de los aromas que se encuentran en los granos tostados (nueces, caramelo, chocolate, flores, frutas) también se dan en el queso.
Eso sí, mejor decantarse por quesos cremosos y de sabores no muy intensos que, como en cualquier maridaje, faciliten el equilibrio entre todos los elementos. Con un queso curado no hay problema, pero un queso azul se llevaría por delante todos los matices y aromas del café.
Precisamente pensando en esos platos con una potencia considerable -una tortilla con cebolla o el bacón del desayuno, por ejemplo- el experto en cafés recomienda apostar por un americano elaborado con cafés con un tostado intenso y de cuerpo completo que aguanten el tipo ante este tipo de comidas, y el café no pierda su identidad.
Fuente: 20 minutos
No hay comentarios. :
Publicar un comentario