Café y manteca de maní: esta combinación no sólo es deliciosa sino que también es un gran complemento para cuando tenés un bajón de energía.
Los ingredientes de esta simple receta propuesta por el sitio ABC son sólo cuatro (café, manteca de maní casera, leche y un toque de canela) pero la forma de prepararlo es en este caso lo que hace que su propuesta tenga un valor diferencial.
A la hora de elegir el café más saludable cabe recordar que el de tueste natural se logra a partir de los granos crudos (café verde) que se someten a un procesado térmico de tostado a altas temperaturas y corto periodo de tiempo en el que adquiere su aroma y su color.
El café torrefacto, sin embargo, se consigue a partir de la adición de azúcar (máximo de 15 kg por 100 kg de café) durante el proceso de tostado. Como consecuencia de la caramelización de los azúcares, el sabor es más intenso y amargo que el tostado, pierde algo de aroma y la tonalidad es más oscura. En cuanto al café tipo «mezcla», es el resultado de combinar el café de tueste natural con el torrefacto.
Por eso a la hora de elegir un tipo de café lo ideal es primar las características que prefiera cada persona, pues la composición nutricional del café de tueste natural y el torrefacto son similares.
En cuanto a la manteca de maní es importante destacar que aunque sea una legumbre y no un fruto seco, su composición nutricional se parece más a la de los frutos secos por su alto contenido en grasa (grasa cardiosaludable, no obstante). Una de sus características, no obstante, es que tiene un alto porcentaje de proteínas, entre un 27-30%, más que cualquier fruto seco y más que todas las legumbres excepto por el altramuz. Así, gracias a su grasa cardiosaludable y su contenido en proteínas, es especialmente útil para deportistas.
Ingredientes
- Mantequilla de maní: 1 cucharada
- Café: a gusto
- Leche: medio vaso
- Canela y jengibre: a gusto
Preparación
1.Lo primero que haremos será colocar en la base del vaso en el que vayamos a servir el café una cucharada de manteca de maní casera.
2.A continuación, calentaremos la leche y usaremos una pequeña batidora o espumador para hacer crecer el líquido hasta que duplique su tamaño.
3.Una vez que tenemos la leche batida la añadimos al vaso hasta alcanzar algo más de la mitad del vaso.
4.Añadimos el café recién hecho al centro del vaso procurando servirlo despacio y con un chorro fino para que vaya agarrando el color.
5.Damos el toque final con un poco de canela y jengibre.
Fuente: Mendoza Post
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