La trucha con jamón se ha convertido, con el paso del tiempo, en un plato emblemático de la cocina española, especialmente popular en zonas donde este pescado es abundante, como Navarra, Asturias y todas aquellas zonas de montaña y bosque que mantienen sus ríos con aguas frescas y puras. Se trata de un manjar de delicioso sabor y muy saludable, ya que une los beneficios del pescado con los del jamón, otro de los productos más destacados de la gastronomía nacional.
A pesar de la popularidad que ha ido adquiriendo el salmón en España, el consumo de trucha sigue siendo una opción muy accesible y más económica para disfrutar de exquisitos platos, como este que se presenta hoy de trucha con jamón. Se trata de una receta única de la gastronomía española, de elaboración tradicional, que bien merece la pena ser reivindicado. La clave de su éxito está en elegir cuidadosamente ingredientes de calidad, en este caso, lógicamente, especial mención merece el pescado y el jamón.
Para no jugársela en este sentido, con el pescado lo mejor es acudir a una pescadería de confianza, mientras que con el jamón basta confiar en El Pozo, garantía de calidad para todos sus productos.
Ingredientes
Aunque existen muchas versiones similares en el modo de elaboración de esta receta, algunas veces solo se fríe el pescado, otras veces se hace directamente en el horno, los mejores resultados se consiguen con una combinación de ambos. Primero se pasará el pescado por la sartén para conseguir una piel tostada, y posteriormente se introducirá en el horno para que se haga de forma homogénea y quede muy jugoso.
Los ingredientes que se van a necesitar son truchas, Jamón serrano lonchas El Pozo, harina de trigo, aceite de oliva, un diente de ajo, un puñado de perejil fresco, vino blanco, sal y pimienta negra recién molida.
Pasos para hacer esta receta de trucha con jamón
Una de las grandes ventajas de esta receta, además de su excelente sabor, es que se prepara en muy poco tiempo y no entraña dificultad alguna, por lo que no hay excusas para no prepararla cualquier día. En tan solo 30 minutos, diez de elaboración y 20 de cocción, se podrá disfrutar de este delicioso manjar.
Lo primero que ha de hacerse es precalentar el horno a 200º, de manera que mientras se calienta, da tiempo para preparar las truchas. Este pescado suele venderse ya eviscerado y abierto, con el espacio ideal para colocar el jamón. De este modo, en casa solo habrá que enjuagarlas para dejarlas perfectamente limpias, secarlas, colocar un par de lonchas con jamón en el interior de cada trucha, y cerrarlas con la ayuda de unos palillos de dientes para que no se salga.
En segundo lugar, una vez que se tiene las truchas cerradas con el jamón dentro, llega el momento de pasarlas por harina y freírlas en un poco de aceite de oliva caliente, en una sartén lo sufrientemente grande para que entren bien.
No debe utilizarse mucho aceite ya que no tienen que quedar sumergidas, hay que recordar que este paso es para dorarlas, no para cocinarlas fritas. La cocción se llevará a cabo en el horno. Tan solo hay que pasarlas por la sartén durante un minuto por cada lado, lo justo para que la piel quede crujiente y, al comerlas, se pueda desprender con facilidad.
Si las truchas son grandes es posible que no quepan bien en la sartén, por lo que se deberá tener especial cuidado a la hora de moverlas para dorarlas por todos lados sin que se rompan. Como consejo, si es posible y se puede elegir en la pescadería, lo mejor es optar por ejemplares más pequeños, aunque se compren más unidades.
En tercer lugar, una vez fritas con el jamón dentro, se procede a colocar las truchas en una fuente de horno, se le echa por encima el perejil y el diente de ajo bien picados, regándolo todo con el vino blanco. Ya solo queda meter la bandeja en el horno y cocinar las truchas durante 15 minutos.
Por último, antes de servir es conveniente retirar los palillos y servir inmediatamente antes de que se enfríen.
Mientras se cocinan en el horno es aconsejable preparar alguna guarnición para acompañar, lo mejor es optar por algún componente que no le reste protagonismo al plato, un arroz blanco o una ensalada sencilla son excelentes opciones. No obstante, si se quiere recurrir a alguna opción más elaborada, optar por alguna receta que no tenga un sabor demasiado intenso.
Como maridaje, los cavas (Chardonnay, Xarel. lo o Blanc de Blancs de Pinot Noir) acompañan muy bien a estos paltos, pero al tratarse de un pescado graso, no se debe obviar la buena combinación que hace con un tinto joven, vivaz y envolvente.
Fuente: A fuego lento
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