El Gourmet Urbano: Cómo ser un experto en vinos y no morir en el intento

jueves, 11 de mayo de 2017

Cómo ser un experto en vinos y no morir en el intento

Desafío. Son tantos los tipos de uva, los métodos de elaboración y los países elaboradores de vino y, dentro de cada uno de ellos tan diversas las zonas de producción que podemos sentirnos abrumados

Cúantas marcas de vino español hay en el mercado? Si tenemos en cuenta que el número de bodegas inscritas oficialmente en España, alcanzaba la cifra de 4.120 en 2015 (últimos datos facilitados por el Ministerio de Agricultura) y que cada bodega elabora una gama de una media de 3 o 4 vinos, estamos ante unas 14 o 15.000 marcas. 

Cómo ser un experto en vinos y no morir en el intento

Por mi trabajo, no pasa un día sin que yo cate uno o varios vinos… y aún así, y después de más de 25 años en este mundillo, prácticamente cada vez que abro una carta de vinos en un restaurante me encuentro con un vino desconocido para mí, con una bodega de la que nunca he oído hablar y, para colmo, con una 'nomenclatura' cada vez más complicada. Y si lo es para mí… No quiero ni imaginar lo que debe ser para un consumidor 'de a pie'.

Hoy les quiero hablar de esas nomenclaturas que, quizás, no sepan a qué corresponden exactamente pero que definen estilos de elaboración muy distintos. Si antes nos quedábamos en el cosechero o vino del año, el crianza, el reserva y el gran reserva, hoy oímos hablar de otras tipologías que, por regla general, se refieren a elaboraciones inusuales, extrañas, diferentes, pero generalmente de mucha calidad y/o con características muy diferenciadoras que los hacen en muchas ocasiones inaccesibles al gran público.

Vinos de garaje


Moderna definición de origen francés ('vins de garage') de vinos elaborados por el mismo viticultor en condiciones limitadas y con pocos medios. El nombre viene de que se elaboran en un pequeño espacio físico de la propia casa del cosechero. Sin duda son el resultado a partes iguales de unos grandes conocimientos enológicos, un extraordinario talento bodeguero y una genial imaginación alquimista que le permiten jugar con un tipo de vino hasta conseguir lo que desea. Todo esto, unido a una limitada producción, hace que este tipo de vinos se sitúen en un listón de precios muy alto, al que muy pocos pueden acceder, siempre que el mercado y la crítica (grandes gurús, medios de comunicación, etc...), le hayan dado el apoyo necesario para llegar a este nivel.

Vinos de autor


Intenta definir los vinos que firma el propio autor, y en concreto aquellos que él considera que son, de alguna manera, exclusivamente suyos por su conseguida calidad (luego la crítica vinícola dará su veredicto); es el autor, el enólogo, quien se preocupa personalmente de todo el proceso de producción, desde que se cultiva la vid hasta que el vino sale a la venta. Durante todas las fases, este enólogo va formando la personalidad del vino mediante la aplicación de sus conocimientos, dando como resultado un vino único y muy personal. En este caso, sus criterios y decisiones son totalmente libres, ajenas a cualquier legislación y a cualquier indicativo de crianza proporcionado por las DDOO. Son experiencias de riesgo, debido a que a menudo se usa este término para denominar a un vino de gama alta de la bodega, y no de autor, con el peligro para la bodega de que quien se perjudica siempre es el autor, que queda desprestigiado para otras tentativas que seguramente no habrá.

Vinos de culto


Expresión, en mi opinión, exagerada para calificar un vino de cierta calidad y que vienen empleando últimamente algunos críticos, pero que no deja de ser un concepto desmesurado y poco fiable. Es muy común encontrar seguidores de culto en todas las áreas de la cultura, como en el cine, la televisión, los cómics o los videojuegos, y por definición, estos son seguidores muy apasionados y activos de un producto específico que muchas veces no alcanza el reconocimiento masivo o popular. Existen sólo unos cuantos tipos de vinos considerados vinos de culto, y el aspecto más curioso de esto es que si bien son muy difíciles de conseguir y por lo tanto muy costosos, no siempre hay una relación directa entre el precio y la calidad. De hecho, la calidad de los vinos de culto es un aspecto secundario ya que, en numerosas ocasiones, los compradores de estos costosos vinos no planean beberlos sino coleccionarlos. Esto ha generado incluso un singular y paradójico fenómeno: que algunos productores de vino encuentren dificultad en vender un vino que cuesta 75 euros y al subir el precio a 125 euros aumentan sus ventas. Es necesario diferenciar aquellos vinos que son caros por su prestigio, por su particular cosecha o por su elaboración, de los vinos de culto que se caracterizan por ser costosos también, pero no tanto por su elaboración, sino por una serie de factores circunstanciales como la producción en pequeñas cantidades y, generalmente, una reseña muy elogiosa en publicaciones especializadas.

Vinos de alta expresión


Es un concepto de origen riojano que intenta definir la diferencia entre los vinos clásicos y los vinos modernos, queriéndose referir a aquellos que, en una primera impresión gustativa, sorprenden por su clara definición y potencial. Son vinos que están perfectamente elaborados y expresan claramente sus raíces y temperamento: rasgos minerales del suelo, madurez de los compuestos fenólicos, etc. Vinos que, en definitiva, se identifican por su mayor caudal de registros olfativos y gustativos. Las producciones de estos vinos se dan en modestas cantidades y a partir de viñas excepcionales, por lo que es más propio de pequeñas bodegas. Se caracterizan también por su intenso color y por ser muy tánicos, lo que se debe a largas maceraciones con el hollejo.

Vinos naturales


Muy de moda actualmente entre los 'winelovers', en mi opinión es un término muy mal empleado, ya que cada cosa tiene su contrario y la existencia de los llamados 'vinos naturales' conllevaría que el resto de vinos fueran… ¿'anti naturales? ¿'químicos'? Creo que es un enorme desprecio hacia los elaboradores convencionales que no han hecho más que, como en tantos otros terrenos de la vida, aplicar avances técnicos para mejorar la elaboración, la conservación y el transporte de sus vinos, sin que eso suponga que deje de ser un producto natural. La ideología de la Asociación de Productores de Vinos Naturales aboga por el cultivo respetuoso con el medio y la práctica de agricultura ecológica o biodinámica o simplemente siguiendo métodos ancestrales, usando solo productos naturales y respetando los ciclos naturales; no se usan abonos químicos, herbicidas, plaguicidas, fungicidas sistémicos ni organismos manipulados genéticamente; se mantiene un comportamiento coherente a la hora de canalizar recursos como la energía, el trabajo o el agua; y existe un compromiso por mejorar el entorno, generando el mínimo posible de residuos y gestionándolos de la mejor forma; es preferible que los viñedos sean en propiedad y también es preferible que el productor trabaje directamente y se implique en cada una de las tareas; se fomenta el trabajo manual y artesanal; no se filtra ni se clarifica el vino; no se usan levaduras comerciales ni anhídrido sulfuroso (SO2)… Todos estos elementos, que vistos así pueden parecer la panacea, en realidad no están certificados ni legislados por ningún organismo, es simplemente el compromiso individual de un bodeguero, a veces difícil de comprobar. Sin hablar de que son vinos bastante inestables y que aguantan mal el paso del tiempo.

Llámenlos como quieran, lo importante es que los disfruten.

MARGARITA LOZANO

Fuente: Granada Hoy

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