El Gourmet Urbano: Niños al fogón: el aprendizaje a través de la cocina

lunes, 12 de febrero de 2018

Niños al fogón: el aprendizaje a través de la cocina

Cada vez tenemos una mayor oferta de talleres de cocina infantiles y más programas de tv donde pequeños, con habilidades culinarias asombrosas, nos dejan pasmados. El oficio de cocinero ha calado en la cabeza de los niños como una profesión exitosa, divertida y retadora. Pero más que eso, y sin importar cuántos lleguen a la verdadera vocación y cuántos sólo lo vivan como una etapa más, es importante que los padres y maestros sepan que la cocina es una actividad educativamente recomendable , un abanico de posibilidades y recursos de aprendizaje vivencial (ese que no requiere el rigor del salón de clases).

Veamos cómo y qué se aprende a través de la labor culinaria.

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Foto: pxhere

La cocina puede considerarse una competencia educativa


Una competencia para ser efectiva en el proceso de aprendizaje debe conjugar tres aspectos: conocimiento, habilidad y conducta. La cocina puede considerarse en sí misma una competencia, ya que requiere que el niño: aprenda (conocimiento), ponga en práctica dicho aprendizaje (habilidad), se concentre en lo que sabe hacer y lo haga responsablemente (conducta). A su vez, desarrolla el resto de las competencias requeridas. 
Visto en detalle:


  • Competencias socio-personales: la cocina enseña la importancia del trabajo en equipo, el manejo de la frustración, el valor del esfuerzo y la autoconfianza; produce sensación de independencia, implica colaboración, estimula la vocación de servicio y el sentido de la responsabilidad. En los más pequeños puede reforzar los ritmos de actividad y explicar la importancia del tiempo. 
  • Competencias técnico-prácticas (acordes a la edad, entre cuatro y doce años): la cocina favorece la capacidad de concentración, el manejo cuidadoso de máquinas y herramientas, el seguimiento de instrucciones precisas; establece la noción de normas de seguridad, permite el aprendizaje de nuevas palabras asociadas a la actividad, afina la coordinación óculo manual y el perfeccionamiento de la motricidad fina: prensión, corte, desplazamiento y reubicación de elementos pequeños. 

En cuanto a asignaturas


Considerado por asignaturas o materias, la gama de posibilidades para enseñar a través de la cocina es infinita, por eso tomaremos su aplicación en las más destacadas:

  • Lengua e idiomas: la cocina, como todas las profesiones, tiene su propio lenguaje, esto para un niño puede resultar curioso, divertido y estimulante. Los nombres de ingredientes y técnicas harán su tarea en la memoria y la habilidad verbal. Como agregado tenemos la cantidad de términos en otros idiomas que (nunca se sabe) pueden terminar impulsando el interés por aprender otras lenguas. 
  • Matemáticas: la cocina está libre de la pizarra y las tablas de multiplicación; pero llena de ingredientes para medir, sumar, restar y dividir, que nos ponen frente al origen de la verdadera matemática y la mejor manera de aprenderla: la necesidad de ordenar los elementos de nuestra vida cotidiana. La cocina pone a los niños en contacto con las unidades de masa y volumen como casi ninguna otra actividad, la multiplicación y la división quedan sencillamente expuestas en una operación real con unas cuantas galletas; las fracciones, que han hallado toda su vida la explicación en una torta o una pizza, puestas en las manos para un aprendizaje más efectivo. 
  • Física y Química: si la matemática ha encontrado un buen lugar en la cocina, la física y la química también se sumarán con facilidad; por qué no aprovechar la ocasión para hablar de la temperatura, el tiempo, la electricidad y otros fenómenos que pueden afectar ese pan que estamos amasando. La química tiene en la cocina ejemplos de reacciones, mezclas y elementos que a los niños les resultan divertidas. El cambio de color, forma y volumen de las cosas en el mesón, suele ser más amigable que el libro. 
  • Artes Plásticas: a través de la cocina el niño se relaciona con los conceptos de textura, color y forma. Siendo tan importante la presentación de los platos, se ponen en práctica la composición y las formas de armonía. En cuanto a técnicas y en favor de habilidades motrices se involucran con el amasado, el modelado, el corte, la impresión, la pintura, el esculpido y el texturizado. 
  • Historia y Geografía: muchos platos tienen una historia que los niños merecen escuchar; una historia que seguramente está relacionada con la historia de la humanidad o directamente con la de su país de origen. Es una bonita y distendida forma de abordar temas pesados pero, necesarios de aprender; con un puñado de especias en la mano se puede iniciar fácilmente una lección de la conquista sin generar aburrimiento. Lo mismo pasa con la geografía: el lugar de origen de ese aderezo que tanto nos gusta, o la canela que ha hecho posible el postre favorito; pueden hacer más interesante ver ese punto del mapa y aprender de ese país. 
  • Salud e Higiene: la prevención de enfermedades está muy relacionada con la elaboración de los alimentos y su consumo. Durante la preparación de la comida no podemos desperdiciar la oportunidad de hablar del lavado de manos, de la desinfección de los vegetales, de la refrigeración, de la conservación. Cuándo está fresca una fruta, cuándo desecharla. Otro tema a tocar es el nutricional, la importancia de la alimentación saludable y su repercusión en la salud y el crecimiento. 

Cocinar es sin duda una experiencia enriquecedora y formativa, analizando todo el recurso pedagógico disponible en la cocina, que no haya duda para padres y maestros: a todo niño le hará bien poner las manos en la masa.

Leidimar Martínez
Educadora - Cocinera

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