El Gourmet Urbano: Del postre: ese dulce pecado por @panpoesia

lunes, 21 de mayo de 2018

Del postre: ese dulce pecado por @panpoesia

Los árabes tienen unos ocho mil años cultivando caña de azúcar y se les atribuye el haber extendido su consumo por el mundo entero. El papel del azúcar es fundamental en la repostería, sin embargo, los postres se originaron antes de que esto ocurriera.

Algunos historiadores ubican el origen del postre en Roma, por el hábito de la “secundae mesae” que consistía en alternar los platos salados con bocados dulces; entre ellos un pan fermentado y meloso que dio origen al panetón. 


Otros ubican su origen en las rudimentarias técnicas reposteras de Egipto, hace más de dos mil años; donde la mezcla de miel pura de abejas, frutas, trigo y huevos ya se usaba para conformar unas pastas firmes similares a galletas y unas más suaves con la textura de un pastel.

Si bien es siempre entretenido conocer el origen y la historia de las cosas; lo más interesante es darse cuenta de ese gusto innato y antiguo del ser humano por lo dulce. En épocas donde probablemente la alimentación era solo un ejercicio de supervivencia, e incluso en momentos de guerras terribles, la pasión por ese plato meramente sensorial que es el postre ha estado presente.

Equiparable al arte en la búsqueda de lo bello y lo satisfactorio por el simple placer de experimentarlo; el postre exhibe nuestra humanidad históricamente ligada al hedonismo.

“El postre tiene que ser espectacular, porque llega cuando el gourmet ya no tiene hambre”

En torno a esta frase de Alexandre Grimod de la Reyniere. Podemos pasar de contar la historia del postre, a describirlo desmenuzando los aspectos de esa “espectacularidad”:

  1. Belleza: aunque suene increíblemente frívolo. Bien sabemos que una comida puede ser deliciosa sin contar con la mejor presentación; pero en el caso del postre es difícil saltarse el componente estético. El postre es bello, armónico, voluptuoso y un objeto de deseo. Cuando llega al paladar, ya la mitad fue devorada con los ojos. 
  2. Aroma: que no deja duda de la presencia de las especias, las esencias, los ingredientes bien tratados. Se pueden cerrar los ojos y la tentación de probar sigue intacta, porque el aroma hace su tarea complementaria de seducción. 
  3. Gusto: y muy buen gusto. Los sabores de un buen postre fueron maquinados y diseñados; los clásicos respetan sus sabores tradicionales y los innovadores cumplen con su promesa de creatividad. Es un ejercicio de autocontrol comerlo y no devorarlo. 
  4. Textura: crujiente, crocante, sedosa, húmeda. Uniforme o con capas de texturas diversas. Un postre inolvidable se imprime en la lengua, la variedad es infinita y lo único que consideramos prohibido es que la textura no sea en absoluto apreciable. 
  5. Deseo: un buen postre siempre te conduce a tomar una porción más y te ves en la súplica de que la receta se repita en comidas posteriores. El postre resulta irresistible y, hay que decirlo, adictivo. 

¿Qué hay del postre saludable?


Todo evoluciona y el postre ya no es siempre el enemigo de la dieta. En la actualidad, es maravilloso contar con edulcorantes, grasas saludables y técnicas que permiten experimentar con postres mucho más sanos; aclarando, claro está, que trabajar con pastelería saludable no implica descuidar la esencia del postre.


El postre saludable deber ser tan tentador y tan sabroso como los clásicos. Sin negar su valor nutricional, no para todos son atractivas las sugerencias de postrear cuadritos de manzana verde y palitos de zanahoria.

Por fortuna, la pastelería natural ha abierto el camino a creaciones que pueden alcanzar esa espectacularidad que reclamaba Alexandre Grimod de la Reyniere, sin un consumo exagerado de calorías. Muchos pasteleros están trabajando en dulces que conservan la exuberancia pecaminosa del postre y encajan perfectamente en un régimen saludable, sin los estragos de la privación.

Por eso siempre te recordamos que comer sano no es incompatible con el placer de comer sabroso.

¡Buen provecho!


Leidimar Martínez
Educadora - cocinera

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