martes, 9 de noviembre de 2010
PIETRO CARBONE: ( @CARBONESPRESSO ) HISTORIAS TRAS UNA MÁQUINA DE CAFÉ
En mi blog -carbonespresso.blogspot.com- he dejado varias entradas (la mayoría de ellas de corte jocoso) narrando experiencias y vivencias tras una máquina de café. Hoy, quiero compartir con ustedes unas de ellas que son un poco más profunda. Experiencias basadas en el trato con las personas, el día a día que me enriquece cada vez más.
He llegado a la conclusión que, como barista, mi función llega a ser más importante que la de un barman. El barman atiende gente, hasta altas horas de la noche, bajo efectos del alcohol.
Por eso se desinhiben y dan rienda suelta a sus sentimientos. ¿Saben lo complicado que es lograr que alguien quiera hablar de sus problemas con un espresso por delante? ¿O un capuccino? Pues sí, eso me ha pasado. Resulta que la gente frente a una taza de café caliente y humeante se transforma de manera SINCERA y CONSCIENTE, no enajenados por el alcohol. Preparando café he oído de todo: despechos, problemas familiares, entre otras historias. Es que saber que alguien te escucha, me hace sentir muy útil, aparte de agradecido.
He tenido experiencias de toda índole. He oído demasiados cuentos, divorcios, celebraciones, nacimientos de hijos, café para después de un entierro. Pero el café que más me ha dado trabajo, es cuando quiero enamorar a alguien. No vayan a creer que esto lo hago con todo el mundo, sino ese ALGUIEN especial.
Sí, demasiado difícil, aunque no lo parezca. Primero, tengo que lograr que ella se acerque a mi tienda, lograr que se siente en la barra, y después, prepararle algo que le guste: un corazón en el capuccino. Es un momento intenso, debo controlar todos los factores para que ese capuccino quede perfecto. Es una tarea extremadamente complicada.
La gran sorpresa: quedó marrón. ¡Claro es un capuccino! Pero ella me dice: “es que lo tomo tetero”. Pues más difícil la tarea todavía: tener que hacerle entender cómo se aprecia mejor un capuccino.
Con el tiempo, me confesó que le parecía extremadamente fuerte ese capuccino pero, por pena, lo tomaba así. Hasta que, de un día para otro, se acostumbró a esas pequeñas dosis excesivas (según su gusto) de café. Hoy en día, ya no puede volver a tomar un tetero. No existe esa palabra.
Me confiesa que, más que del café y el capuccino en sí, se enamoró de la pasión, del arte, de la cantidad de detalles al preparar ese café. Ella entendió y sintió el café igual que yo; y es lo que trato de transmitirles a ustedes en cada entrega.
Es difícil explicar por este medio todas las sensaciones y emociones que transmite un café. Ahora, cada vez que preparo un buen capuccino, es imposible no pensar en ella.
Un café, al igual que muchas bebidas y comidas, es una experiencia emocional. Evoca cantidad de recuerdos, sentimientos. Es más que agua que pasó por unos gramos de café molido. Es una manera de demostrar perfección. Es más que leche calentada en un recipiente de acero inoxidable, es una demostración de pasión.
Hasta la próxima
¡Café y Vida!
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