Desde antes de partir de viaje, ya tenía en la mira a Pitahayas Restaurant. Pitahayas está ubicado dentro de las magníficas instalaciones de Hacienda del Mar Vacation Club. Es un restaurante que inmediatamente atrapa, por contar con un ambiente muy hermoso y acogedor, con ese toque único que da estar junto al mar al aire libre y bajo una enorme churuata. El alma detrás de la cocina de Pitahayas es el renombrado Chef Volker Romeike, al frente del restaurante desde su apertura en 1995. Su especialidad es la cocina Pacific Rim , una fusión asiática deliciosa, con ingredientes seleccionados de primera calidad y maravillosas presentaciones, que junto al inigualable ambiente del restaurante, hacen que la experiencia en Pitahayas sea algo realmente inolvidable. La atención y calidad del restaurante ha sido reconocida por varios años consecutivos con el muy prestigioso Five Star Diamond Award de la American Academy of Hospitality Sciences.
Pero como amante del vino y su mundo, lo que más llamó mi atención fueron los repetidos galardones otorgados por Wine Spectator a su lista de vinos y la Cava de Santiago. Ubicada justo debajo del restaurante, la Cava de Santiago alberga los vinos que son servidos en Pitahayas. Un lugar fantástico, construido en piedra, con puertas de hierro forjado. Una delicia para cualquier enófilo, con capacidad nominal de 1200 botellas y donde manejan actualmente unas 450 etiquetas.
Algunas vistas de la Cava de Santiago
Tan pronto pudimos, hicimos la reserva respectiva para disfrutar del menú de degustación, cenando dentro del mágico ambiente de la Cava de Santiago.
La velada en la Cava de Santiago
Tan pronto llegamos, fuimos recibidos con el delicado detalle de una copa de champagne Moët & Chandon Impérial, cortesía de la casa.Imágenes del servicio de la mesa en nuestra velada en la Cava de Santiago
Inmediatamente después, fuimos sorprendidos con un delicioso y hermosamente presentado abreboca, cortesía del Chef, consistente en una sopa fría de pepino con guarnición de camarones y vieiras.
Abreboca cortesía del Chef
Luego se dio paso al menú de degustación propiamente dicho, con la primera entrada: torre de salmón ennegrecido, con mayonesa de wasabi y relish de mango y lechosa en gyoza skin. El vino que acompañó esta entrada fue Colomé Torrontés 2009, en gran armonía con el plato. Un excelente Torrontés con las características notas florales de la emblemática variedad blanca de Argentina, muy delicado y elegante.
Primera entrada y vino acompañante
La segunda entrada consistió en queso de cabra cremoso preparado con miel, nueces de macadamia, tomillo y chips de papa crocantes, junto a ensalada de rúgula y jengibre con vinagreta de balsámico y soya. Esta delicia fue acompañada con Amaral Sauvignon Blanc 2011, del Valle de Leyda, Chile. Un vino muy fresco, con marcados aromas cítricos y buena acidez, que se llevó a la perfección con la textura y sabor del queso de cabra.
Segunda entrada y vino acompañante
Para limpiar el paladar fue servido un sorbete de coco con menta, en una primorosa presentación con escultura de hielo, que puede ser apreciada en la foto.
Sorbete
Llegó la hora del plato principal: chuleta de cerdo Kurobuta, con batatas glaseadas en vainilla, vainitas y demi de balsámico y remolacha. Los fascinantes sabores de este plato no pudieron tener mejor acompañante que Luis Felipe Edwards Gran Reserva Shiraz 2006. Un vino en magnífico momento para consumo, redondo, pulido y elegante.
Plato principal y vino acompañante
Estando en México, no podía faltar un vino mexicano. Fue así como a manera de invitado especial, hizo su aparición Piccolo 2010, de Bodegas Roganto. Un interesante blend de las cepas Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Cabernet Franc y Merlot. Un vino agradable con marcado carácter frutal y sutiles aportes de su breve paso por madera. Digno representante de la vitivinicultura mexicana.
Vino mexicano invitado
El postre fue torta de chocolate con centro de chocolate cremoso y helado de jengibre, acompañados de Taylor’s Select Reserve Port. No hay que decir que la combinación de Porto con chocolate es sensacional.
Postre y vino acompañante
Una cena magnífica desde todo punto de vista, deliciosa comida, magnífico servicio y atención, y muy buenos vinos, servidos con el debido cuidado y respeto en copas Riedel.Nuestro agradecimiento a todo el personal de Pitahayas por las múltiples atenciones recibidas en todas nuestras visitas.
Pitahayas, un sito que merece ser visitado y disfrutado. Un sitio donde se siente, se vive, lo que es mi credo: El vino es aliento para el cuerpo y alimento para el alma. Hasta la próxima. ¡Salud!
José Sidonio Rodríguez
Entusiasta del vino
No hay comentarios. :
Publicar un comentario