En estas fechas serán muy pocos/as los que no tengan casi siempre al alcance un polvorón, un trozo de turrón, un mazapán, o cualquier dulce navideño. También serán pocos/as los que no tengan más de 2 comidas o cenas importantes en donde se reúne a mucha gente, y donde la cantidad de comida no es lo que preocupa, es más, cuanta más, mejor.
Pues refiriéndome a estas circunstancias, habrá que atenerse a las consecuencias. Al acabar las Navidades habrán dos tipos de personas; los que se hayan sobrepasado y lo noten en su peso, y los que no. Es fastidioso admitir cómo en 2 ó 3 semanas podemos echar a perder quizá el esfuerzo que hayamos hecho en varios meses. Pero es que en estas fechas se cometen muchos, pero que muchos excesos, y de los que se pagan caros.
Tampoco quiero que nos echemos las manos a la cabeza y pensemos que sólo con probar un polvorón, o repitiendo plato en la cena, nuestro cuerpo vaya a experimentar un extraño y rapidísimo aumento de peso o un inesperado incremento del michelín. No os privéis de nada. En ciertas ocasiones nos merecemos un pequeño homenaje, y como se suele decir; un dulce no hace daño a nadie.
Eso si, no caigáis en el error del abuso, pues al final nos arrepentiremos, y entonces será mucho más difícil contrarrestar todos esos mazapanes que tomé (sin necesidad de hacerlo), ese chocolate que probé (sin necesidad de hacerlo), ese alcohol que bebí (sin necesidad de hacerlo)…
Hay algo que no debéis olvidar y que os ayudará a poder disfrutar de los excesos sin remordimientos de conciencia; LA COMPENSACIÓN. Quizá para muchos no haga ni falta explicar a que me refiero, pero es tan sencillo como actuar en dirección contraria después de un abuso. Esto no es recomendable llevarlo a cabo durante todo el año, porque ante tantos desequilibrios el cuerpo acabaría reaccionando mal, pero durante estas 2 semanas en las que inevitablemente vamos a cometer excesos alimentarios, esta recomendación es una técnica muy valiosa. Ni que decir tiene que no podrá llevarse a cabo si los excesos se suceden todos los días. Lo que no recomiendo es ni desayunar, ni merendar, ni cenar sólo para poder pegarse la comilona a medio día. Si hacéis esto muy a menudo, engordaréis más. Lo que se debe hacer es pasar 2 ó 3 días de depuración si prevenís que se acerca una celebración con comida copiosa, o si los dulces navideños son un pecado que no podéis evitar. Es tremendamente importante saber la dieta que hay que llevar en Navidad.
Acciones depurativas:
- 1 vaso de agua en ayunas.
- Desayunar zumo natural de frutas + pan tostado integral. No mantequilla. No bollería.
- Cenar ensaladas de verdura fresca + Yogur desnatado.
- Consumir caldos de verduras (brócoli, calabaza, coles, cebolla, apio, berros…)
- 2 ó 3 piezas de fruta al día.
- 1 vaso de agua entero antes de cada comida.
- Actividad física diaria. Como mínimo; andar a ritmo ligero durante 40 minutos.
Con estos pasos habréis sido capaces de pasar las Navidades disfrutando de cualquier comida y/o celebración y además poder haber perdido algún kilo de más. Lo inteligente y satisfactorio es disfrutar de todo, pero en su justa medida El secreto está en la moderación.
Fuente: zitre.com
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