Un inglés le saca fruto a su rebaño para emborrachar a los locales. Con un proceso de filtrado secreto, ya se convirtió en un hit que llama la atención de críticos y restaurantes.
En la tierra de la revolución industrial, los habitantes están tan aburridos de la modernidad que decidieron volver a las bases de la agricultura, al menos en este caso. Un productor de leche inglés llamado Jason Barber se inspiró en un documental en el que habitantes de un pueblo de Siberia fermentan leche de yak en vodka para idear su propio sistema basado en su rebaño de 250 vacas. Así nació Black Cow: vodka a base de leche.
El procedimiento, que ideó a lo largo de tres años, es el siguiente: separa la cuajada y el suero, elabora un queso que fermenta en cerveza para luego convertir el azúcar de la leche en alcohol y así obtener una especie de cerveza de leche. Luego, realiza un proceso de blending que mantiene en estricto secreto y después de un proceso de triple filtrado y embotellado a mano, el vodka ya está listo para ser servido en shots o cocktails.
El producto se convirtió en un hit local y hasta obtuvo buenas críticas de reconocidos chefs como Heston Blumenthal. Se consigue por internet en dos botellas, una de 23 libras y una más grande de 29. Lamentablemente para los que extrañan basar su dieta en leche y galletitas, sólo se consigue dentro de Inglaterra. Al menos por ahora.
Fuente: planetajoy.com
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