Poco más de un tercio de la población mundial ha heredado genes que le permiten producir lactasa, la enzima que digiere la leche, en la edad adulta. Así lo revela el profesor Dallas Swallow, del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente de la ‘University College of London’ (UCL), en Reino Unido, tras realizar una investigación publicada en ‘American Journal of Human Genetics’.
Las personas necesitan lactasa cuando son bebés para digerir la leche materna, por lo que, a esa edad, los genes producen grandes cantidades de esa enzima. Sin embargo, al crecer, ya no se necesitan los nutrientes esenciales de la leche de materna, por lo que en la mayoría de los seres humanos se detiene la fabricación de lactasa en la edad adulta al activar el correspondiente gen.
Expertos han caracterizado por primera vez en seres humanos un fenómeno que permite la selección de múltiples mutaciones genéticas que conducen a un resultado similar, como es el caso de la capacidad de digerir la leche, que se conoce como “barrido selectivo suave”.
Un equipo de genetistas de la UCL, la Universidad de Addis Abeba, en Etiopía, y la Universidad de Roskilde, Dinamarca, han demostrado que en la población etíope hay cinco diferentes alelos que hacen que los adultos produzcan lactasa. Ese “barrido selectivo suave” se encuentra en la población de Etiopía y revela que los individuos de la zona oriental de África se han adaptado para ser capaces de digerir la leche a través de diferentes mutaciones en su material genético.
“Este estudio muestra que varios cambios genéticos diferentes que permiten a nuestros cuerpos hacer lactasa han surgido independientemente”, señala Swallow, quien señala que cambios en el estilo de vida durante los últimos 10.000 años, por ejemplo en la dieta, la aclimatación a la altura y la resistencia a las enfermedades infecciosas, probablemente han causado muchas adaptaciones genéticas de este tipo.
Sin embargo, sutiles mutaciones en la región reguladora del gen en algunos individuos hacen que continúen generando lactasa en la edad adulta. Etiopía ha sido objeto de frecuentes sequías que contribuyen a la hambruna y los individuos que pueden digerir la leche tienden a aumentar sus posibilidades de supervivencia bajo estas condiciones, según los autores.
Fuente: Actualidad Gastronómica
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