Pequeña conversación con un productor orgánico local
El siete de oros es un arcano menor que nos habla de una palabra: ganancia. En el tarot de Rider-Waite vemos a una especie de agricultor que hace una pausa a su trabajo. Está contemplando la abundancia de su cosecha. Sus campos son hermosos y están llenos de vida. Él no se encuentra cansado, simplemente está observando su siembra. Es una carta que se refiere a una devolución positiva proveniente de cualquier área de la vida en la cual uno haya trabajado duro. Es un momento en el que uno se da cuenta del amor y energía que le ha puesto a una situación.
Dado que está tan vigente el tema de los cultivos orgánicos y de la cocina kilómetro cero, y en muchos casos el lujo que tienen algunos chef de tener su propio huerto, sostuve un pequeña conversación con el Sr Liborio Lacruz, un hombre amable, humilde y sabio que ama su trabajo como agricultor orgánico en una zona cercana a Mérida en Venezuela y del cual cuando tengo la buena fortuna, puedo adquirir algunos productos para mi cocina.
Cuando lo pregunté al Señor Liborio sobre su trabajo, me contestó que lo consideraba una Luz en el camino en un momento del mundo donde los alimentos están tan contaminados por agroquímicos que él prefiere llamar “antibióticos”, pues los considera que van en contra de la vida vegetal. El Señor Liborio al igual que el agricultor de la imagen de la carta del Tarot, se siente orgulloso de lo que ha cosechado. Ha compartido diversidad de saberes con distintos agricultores orgánicos tanto de nuestro país como de otros países, como Haití, Bulgaria, Colombia y Cuba.
Además de no utilizar agroquímicos de ningún tipo, implementa tecnologías populares en sus siembras tanto para sus herramientas, viveros, bancos de semillas propios y la materia orgánica que produce del bagazo de caña del cual obtiene sus composteros a largo plazo.
Su amor por la tierra y sus frutos lo heredó de sus padres, los cuales también tuvieron ese oficio. Se inició en ello pensando en un cultivo autosustentable con el cual alimentar a su propia familia, pero luego el tiempo lo fue llevando a ofrecer sus verduras a otras personas y se siente muy feliz de compartir su “filosofía agrícola”.
Piensa que los consumidores de vegetales y los cocineros deben tratar de conocer la forma en que se producen los alimentos que se comen. Me contó que según su experiencia la gente que se alimenta con sus verduras orgánicas lo hace por razones de salud, por razones de fe y por la certeza de que eso es bueno para la mente.
Cree en el equilibrio ecológico, que las plantas son capaces de generar sus propias defensas ante plagas y climas adversos. Piensa que a las plantas a las que se le suministra fertilizantes se hacen perezosas y me hizo un símil bastante educativo: “es como cuando a un hijo uno le da todo y no le exige, se hace perezoso, poco resistente a los cambios y crece como un ser débil”. Para él las plantas que han sobrevivido por si mismas a todo tipo de inclemencias son excelentes y transmiten una energía especial. Según sus palabras los clientes le cuentan que cuando comen de sus lechugas sienten un rugido especial en los dientes, cosa que no sucede con otras lechugas.
Tenemos un pensamiento en común: que tanto agricultores como cocineros debemos mostrar a la gente la diversidad de alimentos sanos que existen y que un verdadero cocinero debe involucrarse seriamente en conocer la procedencia de los ingredientes que utiliza. Desea firmemente que cada vez existan más productores orgánicos que puedan abastecer a restaurantes y piensa que productores orgánicos y cocineros pueden hacer una labor educativa básicamente a través de folletos donde se enseñen las virtudes de utilizar este tipo de vegetales además de elaborar recetarios apropiados a los mismos, en donde las técnicas y métodos de cocción estén dirigidos a resaltar el vegetal, su sabor y sus propiedades nutritivas.
Espero sinceramente que cada vez existan más personas como el Sr Liborio, cultivadores sencillos y fructíferos, que piensen en cosechar algo más que frutos y vegetales: que piensen en cosechar alegrías y bienestar y no solo en cosechar sino también en sembrar: sembrar consciencia, amor por la madre tierra y sus productos, respeto por los alimentos que están allí generosamente creados para nutrirnos y darnos alegría, lo espero sinceramente por el bien de nuestras cocinas y como consecuencia de ello, por el bien de la humanidad.
Valentina Inglessis
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