Barcelona alimenta la moda del local de meriendas: de los típicos churros al cruasán de té verde y los 'cronuts'
No se engañen. La merienda no es solo cosa de niños. Las granjas históricas de la ciudad como Dulcinea (Petritxol, 2) y Viader (Xuclà, 4-6) dan fe de que esta comida siempre ha tenido numerosos adeptos. «Es el momento del día de darse un capricho dulce», explica Penélope Matos, encargada de la famosísima Granja La Pallaresa (Petritxol, 11), donde churros y suizos coronados con una generosa cucharada de nata recién montada son los reyes. Estos establecimiento ya tienen su versión siglo XXI. Es decir, propuestas creativas servidas en un local y con envoltorios de diseño como es el caso en Comaxurros (Muntaner, 562). Aquí, se meriendan churros clásicos, de chocolate, rellenos de crema pastelera o, incluso, su vertiente salada con salsa brava
'TRENDY' / Pero quienes más éxito han cosechado en la última década son los locales con descomunales y coloridos pasteles a la americana en la carta. Uno de los precursores en este ámbito es Cup & Cake (Enric Granados, 145) que tiene fama por su amplísima variedad de cupcakes (magdalenas bañadas de cremas y toppings de colores).
Giulietta Café (plaza de Tetuan, 4) destaca, por su parte, por sus impresionantes pasteles (la especialidad de la casa es el de zanahoria), tartas y bollería perfectamente dispuestos sobre el mostrador, que se pueden combinar con batidos o limonada y tés fríos caseros, entre otras opciones. «A la gente le gusta disfrutar de una merienda con calma, sobre todo, los jueves y viernes», cuenta Francina Freixes,propietaria del Giulletta, donde este sacrosanto ritual tiene tanto tirón que incluso proponen fórmulas especiales.
Un ambiente más moderno es el de El Colectivo (Pintor Fortuny, 22), que cuenta con excelente café, así como tartas caseras dulces y saladas, yogures y tostadas.
SABOR EXTRANJERO / En cuanto a meriendas con sabores diferentes, Ochiai (Urgell, 110) es una pastelería que fusiona especialidades locales y japonesas como es el caso, por ejemplo, de su exquisito cruasán de mantequilla relleno de crema de té verde. Mientras, en Usagui (Santjoanistes, 28) sirven únicamente dulces tradicionales nipones elaborados de forma artesanal: mochis (masa de arroz) rellenos de chocolate, fresa y nata o judías rojas; pan de melón; trufa de tofu, matcha rool cake (elaborado con té verde)…
Cómo no, la bollería y la pastelería francesa también tienen su representación local con Épicerie (Pau Claris, 145), abierta por el chef Romain Fornell (una estrella Michelin por el Caelis). «Toda la semana, la merienda es nuestra happy hour», proclaman en este local donde la especialidad son las crepes, las tartaletas, los cheesecakes y las pastitas. En el barrio de Sants, Tarte & Quiche (Aragó, 39) es otro referente en cuanto a propuestas francesas como el financier y los éclairs.
PARA LLEVAR / Pero no olvidemos que muchos optan por disfrutar de una colación de media tarde al aire libre o en casa. Para eso están las incomparables ensaimadas de la panadería Mistral (ronda de Sant Antoni, 96); los macarons de Enric Rosich (en el Boulevard Rosa) o los cronuts (mitad crusán, mitad dónut) de Cal Forner (calle de Joan Güell, 125).
Pero la más sorprendente merienda sale de Zuckerhaus (calle del Parlament, 17), un diminuto local instalado en una antigua portería, con dulces artesanales de inspiración italo-alemana. Ojo con el de crema de albaricoque. Una delicia.
Fuente: elperiodico.com
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