La semana pasada recordé en mi columna el significado que tenía la humilde gastronomía que se expendía en el ambigú, establecimiento, por otro lado, que tantos recuerdos nos pueden traer a los que conocimos el comienzo del cinemascope. Y es que el cine ha estado desde sus comienzos muy presente en la gastronomía, pues desde los años de la Gran Depresión en USA, allá por los años veinte, en que la americana Julia Braden convenció a los dueños del Linwood Theater de Missouri que le permitiera vender palomitas de maíz en el interior del cine-teatro, la gastronomía no se ha vuelto a separar del arte cinematográfico. Tan es así que se ha convertido la protagonista en muchas películas.
No hay más que recordar el film de 1988 'Mystic Pizza' que era una comedia donde se descubrió el arte de Julia Roberts y que trataba la vida de tres hermanas desde la cocina de una pizzería. Pero donde está presente el ambiente gastronómico es el la famosa película de 1992 'Como agua para chocolate', en la que se refleja desde un realismo mágico la historia de amor y la tradición gastronómica mexicana. Posiblemente el chocolate y todo lo que sugiere ha sido uno de los componentes gastronómicos que más éxito ha tenido en el cine. Así, el filme de 2000 bajo el título de 'Chocolat' es un ejemplo donde las gastronomía compone un cuento que se entremezcla con los placeres del chocolate, el cual es manipulado por Juliette Binoche para componer suculentos y celestiales dulces de chocolate.
Pero en los últimos años la cámara cinematográfica se ha introducido en las cocinas para vivir todo ese mundo sugerente de los fogones. Así, en la película 'Deliciosa Marta' de 2001 podemos ver esa interesante lucha entre un cocinero italiano y una joven huérfana, que representan en realidad una original cocina de culturas. Pero si la cocina son sentimientos, no hay más que ver la película 'La camarera', de 2007, donde Jenna es una señorita capaz de elaborar tartas inspiradas en su estado de ánimo.
Se dice que un cocinero necesita experiencia y por ello es habitual que recorran carreteras y ciudades en busca de diferentes fogones, para incorporarlos a su experiencia personal. Es en 'Bon Appétit', de 2010, donde podemos apreciar cómo jóvenes cocineros recorren Europa para ir asimilando las diversas maneras gastronómicas europeas.
Otros ejemplos en que la gastronomía es la pieza fundamental de un film lo tenemos en 'El festín de Babette' (1987), 'Tomates verdes fritos' (1991), 'Comer, beber, amar' (1994) o 'Un toque de canela' (2003). Todas estas películas son la consecuencia de que tanto la gastronomía como la cinematografía son dos expresiones del hombre, por ello son un maridaje perfecto para la manifestación artística.
Fuente: elperiodicoextremadura.com
No hay comentarios. :
Publicar un comentario