En muchos países como Francia o Bélgica los quesos toman un lugar primordial en la mesa, casi como postres, dando un distinguido contraste final entre texturas, sabores e intensidades. Descubrí cuáles son las combinaciones más populares y las más osadas.
Para muchas personas contar con una buena selección de quesos de excelente calidad y distintivos perfiles puede significar un paso extra en alguna comida. En Argentina generalmente los quesos hacen su entrada triunfal al principio, combinados con panes, frutos secos e incluso toques dulces y maduros de compotas o frutas glaseadas, sin que esto los convierta en un postre.
Para dar un final imponente a una comida, una buena selección de quesos que muestren un interesante contrapunto de sabores y texturas puede resultar un verdadero desafío. Sobre todo cuando en el balance debemos incluir alimentos dulces y un vino que complete la armonía de este contraste final.
Los quesos mayormente elegidos para integrar una propuesta de cierre de cena son:
Queso Mascarpone: su textura sedosa y su tímido sabor dulzón lo hacen uno de los preferidos par ser combinado con frutos frescos, de preferencia berries, tales como frutillas, moras, frambuesas o arándanos.
Queso fresco: en cualquiera de sus variedades, al ser un queso joven sin maduración alguna, su suave sabor lácteo con un toque ácido lo hace el compañero ideal para las mermeladas de frutas blancas aromáticas, como el durazno, la pera o la alcayota.
Quesos de pasta semi dura: con algo más de maduración, estos quesos tienen una textura más firme, y en su sabor prevalece las notas dulces, aunque ya con unos toques de salado apenas perceptibles en su final. El queso Atuel, el Mar del Plata, el Colonia y hasta el queso Holanda representan uno de los ingredientes principales en el típico postre argentino: el vigilante. Simplemente una rebanada de alguno de estos quesos y una de dulce de membrillo o de batata en molde forman uno de los postres más populares del país. Para innovadores, combinarlos con dulces regionales tale como de mamón o de tuna puede resultar una experiencia más intensa.
Quesos de pasta dura: Por su mayor maduración estos quesos son más salados e intensos, y raramente se acoplan a los postres. Aunque algunos osados del paladar podrían disfrutar con combinaciones exóticas como queso Pepato o Pimentino con frutillas, macerados en almíbar; o una rodaja de Provolone, asado con manzanas o con medio membrillo en el horno, con azúcar negra.
Quesos maduros, azules y del estilo: Quesos denominados para valientes, el nivel de maduración de ellos a veces sobrepasa los límites de lo esperado. Quien conoce de quesos los prefiere en un final de cena, aunque a veces encontrarles un par dulce no resulta tan sencillo, ya que las intensidades tienden a matar a cualquier alimento que se les acerque. Para paladares entrenados se aconsejan combinaciones como:
- Camembert con dulces salvajes como alcayota, tuna, y mermeladas con toques ácidos como la de tomates, e incluso (por qué no innovar), de mandarinas.
- Brie con frutos secos,e incluso con garrapiñada (praliné) que contraste con su textura suave.
- Quesos azules con dátiles o higos maduros y un toque apenas de canela, con uvas frescas o pasas, o solamente con vinos tardíos, combinación simple que siempre resulta.
Confieso no ser valiente con el tema de quesos. ¿Qué combinación probarías?
por Claudia Caprile
Imágenes: mykitchencatering.com; 123rf.com; tastespotting.com
Fuente: Vía Gourmet
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