El Gourmet Urbano: Lecturas nocturnas: El café de Satanás

martes, 7 de julio de 2015

Lecturas nocturnas: El café de Satanás

El poder del café no sólo está en su sabor, es la tercera industria más importante del mundo. Su inserción social, económica y política es tan profunda que no sorprende saber que fue prohibido en numerosas oportunidades. Descubierto en el siglo VI en Etiopía, dominada por los musulmanes, la primera prohibición fue en 1511 cuando el sultán de El Cairo Kair-Bey ordenó cerrar los cafés porque acusaba a sus bebedores de ladrones. Sesenta años después ya había dos mil cafeterías con sillones en donde los clientes bebían y disfrutaban de las damiselas. Pero no era sólo una cuestión masculina: la mujer musulmana podía pedir el divorcio si su marido no le permitía beberlo.





Tan preciado era el secreto de su producción que sólo se comercializaba tostado para que nadie pudiera replicarlo en una germinación. Pero llegó a India y se extendió por Asia para luego desembarcar en Europa. En Francia su consumo se adoptó en las cortes, pero cuando llegó a Roma quisieron prohibirlo por considerarlo el vicio de los musulmanes y creación de Satanás.


A pesar de la advertencia, el papa Clemente VIII lo probó y dijo: "Esta bebida de Satanás es tan deliciosa que sería una pena dejárselas a los herejes. Debemos exorcizar al diablo y con el bautizo hacer de este brebaje un elixir cristiano". En Inglaterra disminuía el consumo de alcohol y los dueños de las tabernas lo tildaron de bebida tóxica y decían que el café es el apaciguador mental de los borrachos, el pasatiempo del tonto. Así comenzó la defensa histórica que tuvo que hacer el café sobre sus beneficios: uno de los primeros anuncios a su favor salió en el periódico de Londres en 1657. Las mujeres no estaban contentas con los cafés londinenses porque sus maridos luego de emborracharse, en vez de volver a su hogar, pasaban por el café para despabilarse y volver a la cerveza.

En 1674 lanzan un panfleto que aseguraba que el café los volvía impotentes. Ellos lo defendieron diciendo que gracias a él se volvían más vigorosos. Al año siguiente ya había 2800. El rey Carlos II dictó un edicto para revocarles el permiso por ser lugares de insurrección, pero se armó tal revuelo que a los diez días tuvo que anular la medida. En Alemania, Federico el Grande se enojaba porque el aumento del consumo representaba un gran gasto para el país y decía: "Mi pueblo debe beber cerveza. Su Majestad fue criado con cerveza, lo mismo que sus antepasados". Hoy su consumo es mundial y muy pocas personas empiezan su día sin él..

Sabrina Cuculiansky

Fuente: La Nación  - Argentina

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