Por la magia de la cocina hay sabores que no se olvidan, aromas que nos remontan al pasado y texturas que solo pueden lograrse descubriendo el secreto de su receta. El flan es parte de este encantamiento gastronómico que apasiona a multitudes.
Ya lo dice la expresión popular: “Para gustos, los colores”. Resulta imposible determinar cuál es el flan más exquisito del mundo porque cada persona tiene sus propias preferencias.
Algunos prefieren priorizar el sabor original de este tradicional postre a base de huevo, leche y azúcar humedeciéndolo solamente con el caramelo que lo acompaña, mientras que otros no conciben al flan sin una cucharada de dulce de leche. Algo similar ocurre con quienes combinan esta preparación de consistencia gelatinosa con crema chantilly. Los más golosos, lejos de preocuparse por cuidar la silueta, apuestan siempre por la pareja de acompañantes basada en crema y dulce de leche, dando origen al denominado flan mixto.
En esta aventura creativa de desafiar al paladar y adaptar la receta a las exigencias personales de cada comensal, se ha dado impulso a múltiples variantes que sorprenden a los apasionados de este postre versátil que, incluso, inspira la elaboración de platos salados con apariencia de flan.
Flanes para exigentes
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se popularizó en suelo español una opción de pastelería con formato rectangular y reminiscencias al tocino de cielo que, por haberse introducido al mercado bajo la marca de “Flan Chino Mandarín” se hizo conocido como flan chino.
En el propio hogar, los amantes de la cocina no dejan de sorprender con propuestas atípicas que le otorgan al flan una cuota de sofisticación y originalidad. No son pocos los que presentan ante familiares y amigos porciones de flan salado compuesto por una mezcla de langostinos, champiñón y queso aromatizada con hojas de menta.
En su versión dulce, el flan puede vencer el estilo clásico con detalles en chocolate, ingredientes frutales y hasta seducir a los veganos con recetas que incluyen avena, leche de coco o algarroba.
A la hora de preparar o degustar un flan, no hay excusas: este postre que se disfruta a escala internacional desde tiempos inmemoriales no exige grandes esfuerzos de preparación, puede adaptarse a todas las exigencias y cautivar por igual a niños, adolescentes y adultos.
Fuente:Sólo Líderes
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