Viñedos recién plantados, en una imagen de Fernando Díaz
Los que seguís Diario LA RIOJA habréis podido leer el estudio de las tres universidades encargado por el Consejo y que, liderado por el profesor Emilio Barco, planteaba diferentes escenarios de crecimiento que, ojo, en todos los casos, incluso sin plantar más (cosa que no se puede) y con las 2.000 hectáreas que existen (sobre todo de blanco) y que están sin hincar, exige a Rioja crecer en ventas sí o sí para que la ratio (la relación entre ventas y salidas) no se desequilibre por encima de 3,15 (si eso pasa ya sabemos qué sucede con los precios de la uva).
De momento, han sido las bodegas del Grupo Rioja (que tienen ‘bola negra’ en el Consejo, es decir, que sin ellos no es posible un acuerdo para evitar la plantación indiscriminada, más que por nuevas autorizaciones por la vía de las replantaciones) las que han puesto una cifra de crecimiento encima de la mesa: un aumento del 1% de la masa vegetal anual en el próximo trienio. Es decir, casi 2.000 hectáreas nuevas desde 2016 al 2018. Para que no haya desequilibrio en ese supuesto hay que seguir vendiendo a ritmos de crecimiento anual del 1%, aunque, cuidado, durante los próximos 15 años, ya que la producción de la nueva masa vegetal no empieza a repercutir hasta pasados tres años. Es decir, este tipo de planificaciones tienen horizontes a medio y largo plazo, aunque la plantación en sí, sea a corto.
De los productores, la UAGR y UPA son partidarios de reducir al mínimo (0,1/0,2%) el aumento vegetal, aunque son conscientes de que no formarán parte de la negociación realmente, sino que el acuerdo será entre el Grupo Rioja, ABC y Asaja. Por ello, y sin pretender vaticinar resultado, parece que la horquilla real de negociación será entre el 0,5% (algo más de 300 hectáreas al año) y el 1% (más de 600).
Si no hay acuerdo, como decía el presidente de las cooperativas, Fernando Ezquerro, mejor que se vayan todos a casa y, si lo hay, personalmente espero que se tengan en cuenta la propuesta de bodegas de ABC que ha ligado precisamente al aumento de masa vegetal: que el Consejo Regulador, por fin, se atreva a determinar qué suelos son aptos para viña y cuáles no. Es decir, que se prohíba la plantación en choperas o zonas de huerta (lo que hay ahí se queda), pero que al menos las nuevas plantaciones sean en zonas aptas, algo que Rioja debería haber afrontado hace varios años y, seguramente, nos hubiera evitado muchos problemas como los que hoy tenemos.
Esto de la nueva OCM tiene su miga y, aunque es una legislación complicada, en una segunda entrada del blog veremos para quién cojones van a ser las nuevas plantaciones cuando el Ministerio ha decidido penalizar a los viticultores actuales en función de no sé qué criterios. Atención, porque esta cuestión, tiene también su miga.
ALBERTO GIL
Fuente: LaRioja. Com
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