El Gourmet Urbano: Un siglo con las manos en la masa

miércoles, 6 de enero de 2016

Un siglo con las manos en la masa

Panadería Menal, de Fraga, combina en sus productos calidad, innovación y tradición
Panadería Menal es el resultado del esfuerzo, la capacidad de innovación, el espíritu emprendedor y la apuesta por la calidad de cinco generaciones. Fundada en Fraga hace casi un siglo, esta industria agroalimentaria fabrica cada día 5.000 kilos de bizcochos, magdalenas, plumcakes y brioches con materias primas solo vegetales, para ofrecer al consumidor un dulce catálogo de 150 referencias. Con una plantilla de 44 personas, los descendientes de la familia Menal-Royes regentan también dos tiendas en la capital de la comarca del Bajo Cinca, donde dispensan pan, elaborado cada noche, y pastelería fina.

Carlos Menal, con su hermana Sara (dcha.), directora comercial, y Ana Cristina Catalán, responsable de calidad, posan delante de las fotografías de sus abuelos y bisabuelos. - SERVICIO ESPECIAL

Todo empezó en una pequeña panadería de Fraga. Los bisabuelos de Carlos Menal Viladegut, actual director adjunto, abrieron el negocio en 1916, cogiendo el testigo de sus antecesores, fabricantes de harina. "Tenían un burro que daba vueltas y movía la amasadora del pan", cuenta el empresario. "Después comenzaron a emplear hornos, primero de leña y luego con fuel, hasta que incorporaron el gasóil", relata. "Cuando se unió mi padre se fue dando cuenta de que se vendía pan en muchos sitios, así que hace unos veinte años empezamos con los bizcochos. De pequeño yo lo acompañaba al autobús de línea para mandar pedidos a Zaragoza", recuerda entre risas. "Como de chaval no era buen estudiante me tocaba ayudar en la empresa. Cuando mis amigos estaban de fiesta, yo tenía que madrugar. Era duro", explica Menal, que luego amplió su carrera universitaria con un máster. Así, la compañía ha completado la transición entre generaciones de manera natural y eficaz. "Mi abuelo murió con 83 años y el día anterior aún madrugó para ir a la panadería. Mi padre delega más, aunque el nivel de exigencia es alto porque hay confianza", señala.

Promoción exterior


El 6% de su facturación, que ronda los cuatro millones de euros, procede de las exportaciones, con clientes en Italia y Francia. "Aunque nos gustaría vender más fuera, hacer un cliente cuesta muchísimo. Ahora estamos intentando entrar en Inglaterra, pero en nuestro sector hay mucha competencia", reconoce Menal, que destaca como ventaja tener las certificaciones IFS y BRC de normas de calidad europeas. Con el objetivo de crecer en el exterior, la empresa fragatina participará el año que viene en las ferias ISM (Alemania) y Alimentaria (Barcelona). "Son experiencias que nos ayudan a darnos a conocer y a mejorar nuestros productos", considera.

También conocida como Pa de Mel (pan de miel, en catalán), fue la primera empresa en instalarse en la plataforma logística de Fraga en febrero del 2011, con una inversión de cuatro millones de euros en plena crisis. La fábrica, de 4.000 metros cuadrados, está dotada con tecnología para controlar las variables en todos los procesos de elaboración de las 120 toneladas mensuales de producto final. "Cuando acabe el año habremos empleado 1,7 millones de docenas de huevos", ejemplifica Menal.

Para el responsable de la empresa, la receta de su éxito, 99 años después, es "hacer productos novedosos que no estén en el mercado". "La lucha de precios es pan para hoy y hambre para mañana. Las distribuidoras no suelen cambiar de proveedor fácilmente, así que la solución es ofrecerles algo nuevo", argumenta. Las cocas y tartas de Menal se venden en toda España a través de las principales cadenas de supermercados (Eroski, Simply, DIA, Bonárea, Carrefour), y la familia de productos no deja de crecer. El último ensayo ha sido un helado de invierno, "pero de momento está en stand by porque requiere mucha inversión", argumenta.

El segundo ingrediente imprescindible, apunta Menal, es la calidad. "Nuestra producción está basada en la tradición artesanal y empleamos la menor cantidad posible de conservantes. No fabricamos nada que no daría de comer a mis hijos", subraya. Tanto es así que ellos fueron los primeros en probar su nuevo bizcocho de espelta. "Dijeron que es el mejor que hemos hecho hasta ahora", revela orgulloso. Las cifras también lo refrendan: "Hace apenas un mes que comercializamos magdalenas elaboradas con esta harina y ya nos piden tres palés a la semana", añade.

La investigación con nuevas materias primas es constante "porque surgen nuevos perfiles de consumidor muy exigentes que cada día se preocupan más por su alimentación", afirma. Por eso, el catálogo cuenta con una línea diet sin azúcares añadidos, a base de soja, sésamo o cereales como la avena. "Intentamos hacer productos lo mas sanos posibles y que nos gusten a nosotros. Si no, no los hacemos", concluye.

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