La UE autoriza la distribución y venta de insectos para consumo humano, pero todavía existen prejuicios para comerlos
Mexicanos, chinos o tailandeses suelen ponerlos en sus platos, en otros países se aventuran a camuflarlos con varios ingredientes y en algunos más recurren a ellos directamente para no pasar hambre y detener sus niveles de desnutrición. Su venta y consumo dentro de la Unión Europea permanecía en el limbo pero, a partir de hoy, productores y distribuidores pueden solicitar la autorización de comercializar insectos destinados al consumo humano.
Un puesto de insectos en China
Así que, si la burocracia se da prisa, lo que hasta ahora era exótico e inusual pronto podríamos encontrarlo en restaurantes, tiendas gourmet y supermercados. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), gusanos, grillos, escarabajos, orugas, avispas, hormigas, langostas, saltamontes o moscas son algunos de los que tienen mayor potencial como alimentos y por ello se han incluido en el grupo 'Novel Food' europeo para regularizar su empleo e ingesta.
"Muchos insectos proporcionan energía, proteínas, aminoácidos, ácidos grasos y son ricos en micronutrientes como el cobre, el hierro, el magnesio, el manganeso, el fósforo, el selenio y el cinc, así como en vitamina B2 y, en algunos casos, en ácido fólico", señala Giulia Muir, consultora de la FAO especializada en insectos. No obstante, todavía comer insectos en Europa representa una especie de tabú. La repulsión que la mayoría de los occidentales siente ante la idea de llevarse a la boca un bicho de seis o más patas no responde sólo a que muchos de esos animales se asocian con algo repugnante (a una cucaracha, por ejemplo) sino que, además, comerlos puede ser desesperante.
Pero es verdad que cocineros, nutricionistas y expertos en seguridad alimentaria pueden contribuir a implantar su aceptación. Uno de los motivos que hacen a los insectos atractivos es su sostenibilidad. En términos generales, la cría de insectos no necesita de grandes extensiones de terreno o de insumos agrícolas como el agua. De hecho, en los jardines de muchas casas de Tailandia, Laos o Vietnam, por ejemplo, no es raro que se críen insectos para la alimentación empleando materiales baratos.
Pero, de todas formas, hay que tener cuidado pues la FAO advierte de que pueden producirse problemas de alergias como las que ocasionan los crustáceos y es necesario eliminar en ellos bacterias, hongos o virus. Uno de los lugares donde algunas veces ya se puede comer insectos en España es el mexicano 'Punto MX' (una estrella Michelin). Algunos platos del menú de este restaurante ubicado en Madrid cuentan con chapulines, hormigas y gusanos de maguey y es probable que ahora el chef Roberto Ruíz introduzca más insectos en sus recetas.
Fuente: Diario de Navarra
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