El Gourmet Urbano: Todos los secretos de la cata de vino: aprende a saborear un vino de lujo

jueves, 21 de junio de 2018

Todos los secretos de la cata de vino: aprende a saborear un vino de lujo

La cata de vino se ha convertido en todo un proceso, casi ceremonioso, del que muy pocos tienen nociones. La realidad es que, para aprender a catar, que no degustar, un buen vino solo hace falta prestar atención a algunos parámetros imprescindibles y apostar por la capacidad sensorial de cada persona.



Rodearse de catadores de vino expertos es la mejor idea si el objetivo final es conseguir analizar todas las propiedades organolépticas del caldo y encontrar los matices que nos ofrece cada copa de vino.

A través de la cata de vino se consigue reconocer todas las propiedades de cada producto, destacando sus cualidades y valorando los posibles defectos del caldo. Para ello, deben de ponerse en jaque todos los sentidos, ya que serán los encargados de percibir todo aquello que un buen (o mal) vino tiene que decir.



Para lograr esto no hace falta mucho, la práctica nos enseñará cómo identificar los matices del vino, pero hay que hacerlo en un entorno apropiado y con las herramientas necesaria para ello. Obviamente, no es lo mismo una cata amateur que una profesional, en la que intervienen muchas más cuestiones.
Los sentidos: imprescindibles en la cata de vino

El catador de vino lo que hace es expresar sentimientos obtenidos a través de la degustación de cada trago. Para ello, debe de tener todos sus sentidos enfocados a una única cosa, el vino que está probando. Esto solo se consigue si el ambiente, la iluminación y el entorno son óptimos para ello.


Evitar que existan obstrucciones durante el proceso es esencial. Por ello, hay que prestar atención a tres factores importantes: la luz, los olores y las herramientas. El catador de vino comprueba el color de cada caldo, para encontrar todos los matices visuales posibles. Por este motivo, es importante que la sala en la que se va a llevar a cabo la cata la luz sea lo más natural posible. Además, es esencial evitar la presencia de olores ajenos, que nada tengan que ver con los vinos.

La mesa en la que se produce la cata de vino debe de estar cubierta con un mantel de color blanco para no desvirtuar en absoluto el producto. A partir de aquí ya es posible comenzar con una cata de vino, en la que la capacidad sensorial debe de estar en jaque durante todo el proceso.

María Sempere

Fuente: El Economista

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