Para prepararlo y que quede bien, hay que conocer algunos trucos relacionados con el aceite y el tomate
Un gazpacho se prepara con tomate, pimiento, ajo, pepino, pan, aceite de oliva, vinagre de Jerez y agua bien fría (de la nevera). Con esos alimentos ya podemos elaborar la receta tradicional y unas cuantas variantes, como explica el chef Peio Gartzia en este artículo. Pero hay que tener en cuenta dos normas fundamentales, no caer en los errores que se suelen cometer al prepararlo y aplicar varios trucos para su conservación en la nevera o el congelador, como comentamos en las siguientes líneas.
Imagen: ponce_photography
La principal ventaja de hacer el gazpacho o el salmorejo casero es que elegimos los ingredientes y el sabor. ¿Que te gusta con pepino? Pues lo añades. ¿Que odias el ajo? Pues lo eliminas. A la carta, que para eso es tu receta y estás en tu cocina. Pero, ojo, existen dos normas fundamentales que nunca se deben incumplir. Son las siguientes:
- El aceite de oliva es fundamental: siempre hay que emplear un virgen extra.
- El tomate tiene que estar bien maduro. No importa tanto la variedad como su grado de madurez.
Además, hay una serie de errores en los que incurrimos al preparar estas dos delicias de tomate:
- El gazpacho siempre ha sido una sopa fría y el salmorejo, una crema. En ocasiones se piensa que, rebajando con agua el salmorejo, se acaba preparando un gazpacho. ¡Nada de eso!
- Al hacer el salmorejo, no hay que pasarse con el pan.
- Creer que con productos de baja calidad se puede elaborar un buen gazpacho o salmorejo. Todo lo contrario.
Cómo conservar el gazpacho casero
El modo más práctico -y rentable- de hacer el gazpacho casero es preparar una buena cantidad, para que rinda. Pero ¿cómo conservarlo? La nutricionista Cristina Galiano, experta en técnicas modernas de manipulación de alimentos y de cocinados, lo tiene claro: "Inmediatamente, cuando sale de la trituradora, hay que envasarlo en un recipiente o táper redondo y bien lleno hasta arriba para que no le quede aire en su interior, porque el aire es el principal amigo de todas las bacterias que estropean los alimentos".
¿Y si usamos solo la mitad de ese contenido? Según Galiano, si no lo tomamos al día siguiente, conviene trasvasarlo a un recipiente más pequeño para que, otra vez, esté lleno hasta arriba. Así, en la nevera "perfectamente, te puede durar una semana", añade.
El gazpacho también se puede congelar. Y, como dice la experta, aunque el gazpacho congelado aparenta quedar abierto, basta con descongelarlo y meterlo en la batidora para que homogeneice otra vez. "Estará tan rico como recién hecho", asegura. En estos dos métodos de conservación interviene la acción del frío, fundamental para prevenir que los patógenos proliferen. Y conviene tenerlo en cuenta, ya que, de lo contrario, no solo se reduce la calidad, sino que se pone en riesgo la salud.
Fuente: Eroski Consumer
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