La idea es armonizar ambos productos y que ninguno deba tapar o perjudicar sensorialmente al otro. “Allí radica el secreto del arte de la buena mesa” dice Mariano Fresco para BordeRío.
“Maridaje”, “combinación”, “matrimonio” o “casamiento”. Estos son los términos gourmet de moda a la hora de explicar cuál es el mejor acuerdo entre vinos y alimentos. Sin embargo, los brasileños adoptaron la palabra más acertada: “harmonização”.
Lo que siguen son algunas posibilidades de “maridaje” entre vinos y quesos.
QUESOS CON LECHE DE OVEJA: Armonizan con vinos tintos de cuerpo ligero o medio. La estructura y el tanino del vino va muy bien con el tenor graso del queso. Cuanto más maduro sea este, se necesitará un vino más intenso en aromas. Un queso de oveja especiado o con hierbas también queda de maravillas con vinos blancos de buena estructura.
QUESOS CON LECHE DE VACA: Los que son maduros o de largo estacionamiento maridan con vinos blancos con más estructura o tintos con crianza. También se pueden acompañar con cervezas ámbar o rojizas de estilo Ale, con notas frutadas y tostadas, con mayor peso en boca. “Los aromas intensos a frutos secos o torrados, propios del afinamiento de estos quesos, se amalgaman con las notas de la madera de roble. Los aromas ahumados son ideales con vinos blancos perfumados, como el Torrontés o el Gewürztraminer”, explica Fernanda Orellano, Directora Académica de la Escuela Argentina de Sommeliers.
Los quesos de pasta blanda y frescos o de alta cremosidad y untuosidad en boca van con vinos que tengan un efecto de barrido del paladar, como un blanco refrescante y de buena acidez.
QUESOS CON MOHO EN LA CORTEZA: Los quesos con moho blanco como Brie o Camembert, a medida que maduran, transforman su expresión aromática y textura en boca, siendo cada vez más cremosos. “Los vinos blancos con óptimas crianzas como el Chardonnay y los tintos livianos como el Pinot Noir quedan muy bien con este tipo de quesos. Cuando maduran, aparece un picor leve y una textura más cremosa y untuosa. Por ende, se necesita un vino blanco de buena estructura, acidez que limpie el paladar y atenúe el picor”, resume Orellano.
QUESOS CON LECHE DE CABRA: Cervezas rubias, a base de cebada o trigo, son definitivamente excelentes compañeros de estos quesos, por su frescor y liviandad. Acompañan muy bien con la textura cremosa y picante o especiada de los quesos. La variedad blanca Sauvignon Blanc tradicionalmente marida con las recetas clásicas de quesos de cabra.
Fuentes: Mariano Fresco para BordeRío
Vía: Impulso Negocios
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