El vino es una bebida natural que proviene de un proceso de fermentación, en el que según la variedad de la uva, el clima de cultivo y la calidad de la bodega, se obtienen diferentes tipos, con sabores, concentraciones y colores que agradan a todos los paladares. Para elegir el mejor vino, es esencial catar sus sabores y hacer un análisis que estimule los sentidos.
Optar por un buen vino es apostar por la calidad en sus propiedades. Debe estar dotado de equilibrio en su concentración, de un término adecuado de maduración de la fruta y de un proceso de envejecimiento que desarrollará los colores y aromas que lo caracterizan. Así que comprar una botella cara no asegura su categoría pero sí un buen cultivo de una cosecha.
Por eso, es fundamental tener botellas de diversas cosechas de vinos y almacenarlas en los mejores y más vendidos botelleros de pared del mercado. Éstos son ideales para crear una vinoteca que por su disposición horizontal, permite humedecer el corcho y evitar la pérdida de volumen.
Otra de las propiedades que impactan en su variedad, es la temperatura de servicio, que según su crianza pueden servirse fríos o a temperatura ambiente, para palpar mejor sus sabores. A continuación, los tipos de vinos que se deben conocer para entender la mejor manera de consumirlos.
- Vino de naturaleza tranquila: son los que contienen menos de 15 grados de alcohol, con una esencia suave y no producen burbujas. Pueden ser blancos, tintos o rosados.
- Vino con gas artificial: éstos contienen un menor grado de alcohol, entre 7% y 9%, y se le añade dióxido de carbono para el equilibrio gustativo y resaltar su aroma.
- Vino con características espumosas: los más populares son el Champagne y el Cava; tienen la particularidad de una segunda fase de fermentación en su botella, que producen naturalmente las burbujas de dióxido de carbono.
- Vino con añadido generoso o licoroso: son aquellos a los que se les añade más licor en su proceso de crianza. Tienen más de 13 a 14 grados de alcohol, y pueden ser dulces como el Oporto, o secos como el Amontillado.
- Vinos con sabores afrutados: son suaves y pueden consumirse en cualquier ocasión, muy usados para acompañar las comidas por su naturaleza ligera, dulces y placenteros.
La práctica de catar el vino es una experiencia muy personal, la finalidad es captar de la mejor forma posible, todas sus propiedades y describirlas según una valoración propia.
Por lo cual, realizar un análisis correcto va a depender de la percepción de sus atributos a través de los sentidos, de convertir en un hábito continuo su degustación y del buen uso de los accesorios necesarios para disfrutar de una botella. Uno de los accesorios ideales, aparte de la indispensable copa de cristal con generosa capacidad para empezar la degustación, es el sacacorchos electrico. Un elemento práctico que hace fácil la tarea, y sobre todo, evita romper el corcho, lo que dejaría restos en el preciado líquido. En alguna comparativa pueden conseguirse los de mejor calidad, funcionalidad y precio.
La ventaja más destacable de estos instrumentos, es que pueden abrir una botella en ocho segundos, por lo que puede disfrutarse de las etapas de la cata del vino de forma rápida, a la vez que pueden usarse con la mayoría de tipos de botellas.
A continuación, las tres fases que habitualmente se consideran al degustar un buen vino:
- Fase visual: en esta etapa es posible reconocer la madurez, la clase de la fruta y la acidez del vino. Se observa con detalle la fluidez, la densidad del líquido y su contenido de alcohol, para identificar su calidad. En los blancos, es posible observar a simple vista el color amarillo pálido y reflejos verdosos. En los tintos, un color granate que puede cambiar a anaranjado con el tiempo. En los rosados, un color óptimo y vivo rosa, que puede pasar a cobrizo. También es posible valorar la presencia de burbujas.
- Fase olfativa: aquí se descubren los aromas primarios como sensaciones ligeras, también los del proceso de fermentación que son más persistentes, y los terciarios según su crianza y propiedades frutales, de especias o florales.
- Fase gustativa: en la que se degustan cuatro sabores: el dulzor, el amargo, el salado y el ácido. Según la intensidad y el equilibrio entre ellos, se transmiten las sensaciones de gusto.
Fuente: Xornal Galicia
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