La contaminación con plomo de esta especia es masiva en Bangladesh, y el control en las exportaciones no puede garantizar la seguridad al 100%
A la cúrcuma (Curcuma longa), el popular colorante tradicional de platos asiáticos que se han vuelto universales como el curry, se le han atribuido ciertas virtudes salutíferas. El antiinflamatorio que contiene, la curcumina, se ha sugerido como factor preventivo de ciertos cánceres e incluso del alzhéimer, que se dan en menor medida en las sociedades que los consumen con frecuencia. La investigación científica, de momento, es escéptica en cuanto a sus beneficios.
Cúrcuma a la venta en un mercado de Dhaka, Bangladesh. Abir Abdullah / Asian development bank
Lo que sí está ocurriendo sin lugar a dudas es una intoxicación sanitaria en uno de los mayores productores y consumidores de esta especia, Bangladesh. La alerta la lanzan investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU) con un artículo publicado en Environmental research, que denuncia que los habitantes de este país sufren de niveles de plomo en sangre preocupantemente elevados debido a la contaminación alimentaria que se produce durante el preparado de la cúrcuma.
El plomo es una neurotoxina cuyos efectos sobre la salud se conocen desde el siglo XVI, cuando los aristócratas se envenenaban con los cosméticos que lo contenían y el peltre -una aleación- de sus cubiertos. Aunque en occidente está prohibido en los productos de consumo humano, los fabricantes del sudeste asiático habría recurrido al cromato de plomo para conseguir el vívido color sin el cual la especia, que también se usa como colorante, perdería su atractivo.
A base de entrevistar a agricultores y productores bangladesíes, los autores trazan el origen del caso a una gran inundación en los años ochenta que dañó gravemente a la cosecha de cúrcuma. Las raíces que se pudieron salvar estaban empapadas y dieron un color muy apagado, por lo que alguien pensó en añadirle el cromato que se usaba en las industrias del país para fabricar juguetes y muebles a bajo precio. Con un brillante color amarillo, la demanda por la especia se disparó y se ha venido adulterando desde entonces.
Los estragos del plomo
"Al contrario que con otros metales, no hay un límite seguro para el consumo de plomo. Es completamente neurotóxico", alerta el profesor Stephen Luby, director del Stanford's Center for Innovation in Global Health e investigador principal. "No podemos consolarnos proponiendo limitar la contaminación hasta un punto en el que se pueda considerar como segura".
Los efectos de la infiltración del plomo en la dieta son terribles: en los adultos, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y neurológicas. Pero en el caso de los niños, interfiere en su desarrollo cerebral. Según recogen los investigadores, el 90% de los menores de edad que sufre de niveles elevados de plomo en sangre procede de países en desarrollo, y el daño cognitivo asociado se traduce en una pérdida de productividad de unos 3.000 millones de dólares anuales.
El rastro de la contaminación se pudo seguir mediante los isótopos del plomo, unos átomos particulares cuya relación varía según el origen del metal. Los investigadores determinaron que la cúrcuma adulterada con cromato era la culpable contrastando los isótopos en el condimento con los presentes en las muestras de sangre. Por primera vez, la equivalencia entre ambos ha podido ser probada de forma inequívoca.
¿Hay que preocuparse por la cúrcuma que podamos comprar en España? Según el estudio, una contaminación generalizada de este tipo no se ha detectado más allá de Bangladesh, porque los férreos controles de otros países fuerzan a los productores a contenerse aunque estén tentados de añadir plomo si pretenden exportar su producto. Pero advierten: "El sistema, que realiza análisis periódicos de seguridad, puede no detectar toda la cúrcuma adulterada y puesta en circulación a nivel internacional".
Así, mencionan 15 casos de retiradas conocidas de la especia por altos niveles de plomo. La Agencia Española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición (AECOSAN) recoge el plomo como uno de los 'contaminantes y aditivos' recensados en la campaña 2016-2017 para los alimentos de origen vegetal, en la que se produjeron 15 avisos a nivel nacional relacionados con la cúrcuma. Hasta ahora, subraya el estudio, el origen de la contaminación no estaba claro y se llegó a achacar a los niveles de metal pesado en el suelo, como ocurre con el arroz y el arsénico.
Fuente: El Español
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