Con este método podrás conseguir el punto perfecto sin necesidad de volverlo a preparar
Trabajo, niños, pareja, gimnasio... Con tantas cosas en la cabeza es muy fácil descuidar las elaboraciones que llevamos a cabo en la cocina. ¿A quién no se le estropeado el arroz más de una vez por esta razón? Además, pillarle el punto a este cereal puede ser algo bastante difícil, si eres demasiado precavido se te puede quedar duro, si te descuidas demasiado, se te puede pasar o incluso quemar.
Hace unos meses te explicábamos el truco para evitar que el arroz se pegue en la olla. Esta vez te revelamos unos consejos muy útiles para que, una vez se te haya pasado el arroz, puedas arreglarlo y disfrutarlo en su punto perfecto (y sin necesidad de volverlo hacer).
El truco
El método que te explicamos esta semana es muy sencillo y te llevará solo unos minutos. Además, no necesitarás ningún utensilio extra que ya no tengas en tu cocina. ¡Así que manos a la obra!
1. Coloca los granos de arroz que se te han pasado en un colador.
2. Pon el colador debajo del grifo y retira todo el almidón que sea posible. Puedes ir agitando el colador para asegurarte de que no quedan restos.
3. Una ves retirado todo el almidón, coloca los granos en una sartén caliente y cocínalos durante unos 4-5 minutos.
4. Disfruta del arroz en su punto perfecto.
Otra modo de conseguir los mismos resultados es repetir los dos primeros pasos y colocar el arroz bien esparcido sobre una bandeja de horno. Pones la bandeja del horno a 100 grados durante cinco minutos y ¡listo!.
El objetivo de estos dos trucos es librarnos del exceso de humedad, así que cualquiera de ellos no servirá para conseguir el resultado deseado.
Y recuerda...
Con este cereal, prestar atención a los tiempos de cocción es algo fundamental. Si nos excedemos, el arroz se nos pasa; pero si nos quedamos cortos puede quedarnos duro o imposible de masticar. Ser fiel a los tiempos de cocción que indican los productos o fabricantes en los envases de cada variedad es importantísimo para conseguir que el arroz nos quede en su punto.
Fuente: La Vanguardia
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