Seguro que a Julia Child le hubieran gustado estos trucos (esta era su cocina). WIKIMEDIA COMMONS |
No podemos llevarte de vuelta a la playa -ni siquiera a nosotros mismos, ya lo hemos intentado- pero sí hacerte más fácil la vuelta a la rutina culinaria con estos sencillos trucos.
Las vacaciones se han terminado, y con ellas la ilusión de que cocinar es algo que hacen exclusivamente los restaurantes a cambio de dinero, mientras nosotros leemos, tomamos el sol en la playa o jugamos al FIFA con los amigos. Para afrontar la vuelta a la normalidad cocinil, nada mejor que unos trucos para hacernos la vida más fácil, tanto para los expertos en la materia como para los que creen que un huevo duro es el colmo de la sofisticación gastronómica.
DEPRISA, DEPRISA
¿Necesitas desgrasar un caldo o una salsa y no tienes tiempo para enfriarlo del todo en la nevera? Envuelve algunos cubitos de hielo en un trapo, una estameña o un par de trozos de papel de cocina y pásalos por la superfície. La grasa se solidificará, y podrás eliminarla fácilmente con una cuchara o un colador pequeño.
Para preparar un montón de huevos duros o mollet -en este caso es especialmente interesante, pues el huevo es más delicado y se rompe más fácilmente- y pelarlos sin volverte loco, puedes añadir un chorro generoso de vinagre al agua de cocción. El ácido ablandará la cáscara, y los huevos se pelarán con mucha facilidad. Si ya hemos cocido los huevos solo con agua y son duros, también funciona ponerlos en un recipiente con tapa y agitarlo como si fuera una coctelera: la cáscara se romperá en trozos muy pequeños y apenas ofrecerá resistencia.
Si lo que quieres pelar fácilmente son patatas hervidas, pásalas por agua muy fría durante 30 segundos al sacarlas del agua hirviendo. Es importante tener en cuenta la proporción entre agua y patata para que la primera siga fría los 30 segundos (las patatas hirviendo desprenden mucho calor). Después, hazles unos cortes superficiales y la piel saldrá prácticamente sola.
Pelar una raíz de jengibre de piel finísima y llena de recovecos y rincones imposibles con un pelador o un cuchillo es muy difícil, pero la respuesta a tus desvelos está en el mismo cajón y tiene forma de cuchara. Rasca la raíz con ella: sacarás la piel de manera sencilla, rápida y sin dejarte media pieza en el intento.
Cuchara mejor que cuchillo. PIXABAY.COM
LIMPIEZA Y SEGURIDAD
Si te han regalado patatas del huerto y están tan llenas de tierra que te dá pereza solo pensar en el rato que te vas a pasar frotando, simplemente enjuágalas debajo del grifo durante un rato hasta que se suelte el máximo posible. Después, ponlas en el lavavajillas sin jabón y programa un ciclo rápido y en frío (o solo un aclarado, si tiene ese programa).
¿Has almacenado en un táper algún alimento de olor fuerte y no se va ni a tiros? Rellénalo con papel de periódico arrugado y déjalo un par de días cerrado: desaparecerá como por arte de magia. Lávalo bien y ya estará listo para llevar comida sin aromatizarla.
Manipular chiles sin guantes es bastante peligroso, porque la capsaicina -lo que hace que piquen, resumiendo- es una resina que se queda pegada en la piel, y nunca sabes cuando vas a tener que rascarte un ojo (con dolorosos efectos secundarios). Si no tienes unos a mano, envuelve la que vaya a estar en contacto con el chile en una bolsa de plástico; si tampoco tienes de eso, úntate bien las manos con aceite y lávalas con agua caliente y jabón solo terminar.
Si pones dos papeles de cocina o un trapo húmedo bajo la tabla de cortar, evitarás que resbale sobre la encima de la cocina (y el riesgo que eso suele suponer para los dedos y otros apéndices que ronden cerca del cuchillo).
Las cucharas y espátulas de cocina y otros instrumentos de madera pueden absorber olores y teñirse de colores cuando se usan para elaborar salsas o se dejan demasiado tiempo en remojo. Recuperarán -al menos en parte- su aspecto original si se hierven unos minutos en agua y después se dejan secar al sol.
Tener dos tablas de cortar, una para carnes y pescados crudos y otra para verduras y frutas, evitará de manera sencilla la contaminación cruzada. Para hacerlo todavía más fácil, cómpralas de colores diferentes (como se hace en hostelería).
Una tabla para vegetales y otra para animales. DIDRIKS/FLICKR
'ICE AGE'
Si te sobra café, congélalo y haz cubitos con él. Podrás hacer café con hielo sin el temible efecto aguado, o preparar un café con leche frío solo añadiéndolos a la leche. También puedes congelar uvas, fresas o trozos de otras frutas para mantener fríos tus cócteles o bebidas sin aguarlos, y los restos de vino para añadirlos a salsas o guisos sin tener que abrir una botella a propósito.
Cuanto más finas sean las porciones de alimentos que congelamos, más rápido se congelarán -menos riesgo de patógenos- y se descongelarán, además de ocupar menos espacio en el congelador. Las bolsas de zip herméticas son perfectas para esto, sacando el máximo de aire para conseguir lo más parecido al vacío, y hay versiones de silicona reutilizables para no perjudicar al medio ambiente.
Pica un montón de ajo y cebolla de una vez -puedes usar una picadora o un robot de cocina, si tienes- y congélalos. Cada vez que necesites hacer un sofrito base para cualquier plato, y eso puede ser varias veces a la semana, estarán allí, listos y sin ensuciar una tabla.
Guarda el helado dentro de una bolsa de zip, eliminando el máximo de aire posible, o cúbrelo completamente con una hoja de papel de hornear. El frío del congelador quema los alimentos, y una vez retirado el plástico sellado la tapa normal no los protege del todo. Además, evitarás que se ponga duro como una piedra y sea imposible de bolear.
¿Has comprado tomillo, orégano o salvia frescos para preparar un plato y te ha sobrado como media Toscana? Córtalos, ponlos en una cubitera, cúbrelos con aceite de oliva y congélalos. La grasa favorecerá una buena conservación de la humedad de las hierbas, y te ahorrarás volver a tener que comprar un manojo entero la próxima vez que una receta te los pida (además de mejorar otros platos cuando improvises y recuerdes que tienes a mano esa bomba de sabor).
Si necesitas rallar quesos blandos como mozzarella, brie, Camembert, fontina o tetilla para gratinarlos en una capa fina, ponlos una media hora antes en el congelador para que tengan una textura más manejable. Este consejo también sirve para preparar un tartar de carne o pescado a cuchillo, o para picarlos en casa con un robot de cocina sin hacer un paté (siempre en ciclos de tiempo cortos).
Muy frío se ralla mejor. WIKIMEDIA COMMONS
OPTIMIZA Y RECICLA
Los cítricos como naranjas, limones o mandarinas, cualquier tipo de queso, el tomate y el chocolate están mejor a temperatura ambiente. Si hace un calor inclemente y tienes que refrigerarlos, sácalos de la nevera con el tiempo suficiente para que cojan temperatura.
No tires las cáscaras del parmesano, ni de ningún otro queso de corteza dura (que no lleve nada que no se pueda comer para conservarlo, como cera o parafina en el caso de los quesos industriales). Congélalas en una bolsa de zip y, cuando tengas unas cuantas, úsalas para potenciar el sabor de un estofado de verduras -retíralas al final, seguirán enteras- o prepara con ellas un caldo exprés en 10 minutos.
Para preparar palomitas lo ideal es usar granos de maíz bastante frescos, de lo contrario tardarán mucho en explotar, o no lo harán (y se quemarán antes). Si tienes antojo pero tu maíz lleva ya un tiempo en la alacena, remoja los granos en agua durante 10 minutos y escúrrelos bien antes de preparar las palomitas. Quedarán perfectas.
Para sacar más zumo de esos limones o limas tan duros que parecen más un arma arrojadiza que una fruta, hazlos rodar unas cuantas veces sobre la encimera o una mesa presionando con la palma de la mano.
Zumo en potencia. PIXABAY.COM
PARA COMER MEJOR
Ten siempre una vinagreta que te guste mucho lista en la nevera. Es una buenísima manera de consumir más verdura cruda o al vapor, y si la haces en un biberón de cocina puedes marcar las proporciones de cada ingrediente con un rotulador permanente para que prepararla sea cuestión de segundos.
¿En casa os cuesta comer fruta? Déjala siempre a la vista y lista para comer. Si tienes en la nevera un bol de cerezas, unas rodajas de sandía o melón o plátanos en el frutero sobre la encimera, te apetecerán mucho más.
Cortada es más apetitosa. MAXPIXEL.NET
CACHARRITOS
Tener un colador pequeño a mano puede ser de mucha ayuda en la cocina, tanto para poder añadir zumo de cítricos a cualquier preparación sin preocuparte por las semillas como para preparar unos huevos poché perfectos..
El aceite no solo sirve para cocinar: si engrasas una cuchara antes de medir ingredientes pegajosos como la miel, no solo la limpiarás más rápido sino que además las medidas serán más ajustadas. Este truco también funciona con los cuchillos cuando se van a cortar cosas pegajosas, como dátiles, y con el rallador para los quesos más grasos.
Si acabas de lavar el colador y necesitas usarlo para tamizar ingredientes secos, usa el secador de pelo. El aire caliente es mucho más efectivo que los paños de cocina, que no eliminarán la humedad del todo (lo que haría la harina, el cacao o el azúcar glas se quedaran pegados).
Ralladores contra el frío. MAXPIXEL.NET
La rasqueta de panadero tiene muchas más utilidades, aparte de porcionar y cortar fácilmente las masas. Si la tienes siempre a mano podrás usarla para pasar los ingredientes picados o cortados en la tabla hasta la sartén, cazuela o recipiente donde los vayas a cocinar o preparar, sin riesgo de esparrame y en un segundo.
Si tu mantequilla está muy fría y te hueles que extenderla sobre la tostada va a ser un drama, rállala encima del pan en lugar de cortarla e intentar untarla. Estará perfectamente integrada en un pispás
REVELACIONES
Abrir por la mitad un bizcocho con un cuchillo para rellenarlo puede acabar en un verdadero desastre si no tienes cierta maña. Si marcas el centro con algunos palillos y rodeas el pastel con hilo de nailon -o hilo dental sin sabor a menta- al estirarlo con cuidado conseguirás dos mitades iguales. También sirve para cortar quesos blandos, en este caso empujando el hilo hacia abajo hasta tocar la tabla.
Si coger los palillos para comer sushi o comida china te sigue pareciendo imposible, prueba alguno de estos tres trucos. La parte metálica de una pinza de tender la ropa, una goma o el tapón de una botella de agua -la menos recomendable de las tres, por el riesgo que implica el uso del cutter- pueden ayudarte con lo tuyo.
El plátano se pela muchísimo mejor desde la base. Da igual si está muy maduro -al intentar romper la punta para abrirlo, siempre se aplasta- o demasiado verde, cuando la punta no se parte ni aunque seas cinturón negro. Rascando un poco el botón negro que hay justo al otro lado conseguiremos sacar fácilmente la cáscara en tiras y el plátano entero.
¿Quieres hornear dos pizzas redondas pero no te caben en la bandeja del horno? Córtalas por la mitad y pon la parte plana pegada a los bordes de la bandeja: problema solucionado.
¿Tienes algún truco infalible que quieras compartir con nosotros? Hazlo en los comentarios y ayúdanos a hacer de nuestra cocina un lugar mejor.
MÒNICA ESCUDERO
Fuente: El Comidista - El País
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