Si desprende un ligero aroma a amoniaco deberemos desecharlo
El queso es un alimento derivado de la leche de distintos animales de granja que solemos comer casi a diario. Gracias a sus numerosos beneficios es consumido por niños, adultos y ancianos dentro de una alimentación sana y equilibrada. Puede tener diferentes texturas, dependiendo generalmente del tipo de leche utilizada y el tiempo de curación.
Los quesos azules suelen mantenerse en buen estado durante una semana, aproximadamente
Cada variedad tiene una vida útil diferente antes de dejar de ser apta para el consumo. Por eso, hoy en su día mundial, te queremos enseñar cómo saber si se ha puesto malo para evitar que puedas sufrir intoxicaciones u otros problemas ocasionados por su consumo.
El moho
El moho puede retirarse siempre que se trate de un queso de pasta dura o semi-dura
Lo primero que hay que considerar es que un queso contiene organismos vivos que continúan consumiéndolo y madurándolo. Una de las señales más evidentes que anuncian que no está bueno es la presencia de moho (a excepción de los quesos azules, claro), pero no en todos los casos hace falta deshacernos del producto entero.
Los quesos más curados de pasta dura o semi-dura pueden aprovecharse siempre que cortemos la parte enmohecida. Es importante cortar 1 cm más alrededor del moho para asegurarnos de retirarlo del todo. Sin embargo, esta técnica no sirve en el caso de quesos procesados, cremosos, frescos o de pasta suave, que deberán desecharse inmediatamente.
El olor
Si el queso emana un olor a amoniaco entonces sí es una señal de que es momento de desecharlo
Es importante recordar que el sabor y el olor no van de la mano. Que un queso tenga un olor intenso no significa que ya no esté bueno. Si el queso emana un olor a amoniaco entonces sí es una señal de que es momento de desecharlo. La vista es otro de los sentidos que podemos utilizar, si la corteza del queso es más oscura y arrugada de lo habitual es mejor no consumirlo.
Características propias del queso
Queso roquefort
También es esencial distinguir qué es normal y qué no en un queso. En algunos, es habitual que exista moho, pues puede formar parte del proceso de maduración, como en el caso del gorgonzola, el roquefort o el stilton.
Su conservación
El mejor modo de conservar el queso es envuelto en plástico y en la nevera
La forma en que lo almacenemos también tendrá mucho que decir. No es lo mismo guardarlo en la nevera, que dejarlo en la encimera o en una armario de la cocina. Se recomienda no consumir quesos que hayan estado a temperatura ambiente durante dos horas o más. Lo correcto es refrigerarlo envuelto en plástico, así el moho no se desarrollará tan rápido.
Que no supere su vida útil
El queso brie es una de las variedades que tiene una vida útil más corta
Cada queso dura un tiempo determinado. A mayor curación, más larga será su vida útil (si se conserva en condiciones óptimas, claro). El cheddar o el suizo, por ejemplo, se pueden mantener frescos en la nevera durante tres o cuatro semanas.
Los quesos azules suelen aguantar sobre siete y catorce días, al igual que los quesos blandos o de pasta suave, como el ricotta o el brie. Los duros, en cambio, pueden mantenerse hasta 6 meses si no hemos roto su envoltorio. Si lo hemos abierto, se conservarán únicamente durante un mes.
BRUNELA VASQUEZ
Fuente: La Vanguardia
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