Y quienes lo tomamos, por supuesto, creemos saber lo básico: que el vino blanco va con los pescados y el tinto con la carne y las pastas. Pero la verdad es que hay un mundo detrás de eso y muchísimos datos que vale la pena conocer.
Enólogos y sommeliers, que estudian hace tiempo todo lo relacionado con esta bebida, se saben al revés y al derecho las diferencias de cada año de cosecha y se van actualizando en la medida que pasa el tiempo. Pero un amante del vino amateur debiera manejar ciertas nociones básicas para poder identificar un buen ejemplar.
“Un buen año depende de muchas cosas”, asegura Matías Cruzat, enólogo de 1865 y Castillo de Molina. “A grandes rasgos, se puede decir que la temporada fue buena en términos climáticos cuando no es ni muy cálida ni muy fría, sino que perfecta para la maduración de la uva, la acumulación de azúcares y la formación de compuestos aromáticos y otros como el olor”, agrega.
Un vino de “buena añada”, explica el enólogo, tiene un color vivo en el caso de los tintos, un equilibrio en boca que no tienen otras añadas y aromáticamente es muy particular o excepcional.
No es necesario tomar la botella completa para evitar que el contenido se estropee, siempre y cuando sepamos cómo guardarla. Cruzat recomienda que las condiciones sean idealmente sin oxígeno, esto quiere decir que con la botella tapada o traspasando el vino restante a un recipiente pequeño.
Por su parte, Felipe Rojas, Brand Ambassador de Viñedos Veramonte, agrega: “El ideal es usar una bomba al vacío que le quita el aire y guardarlo a una temperatura constante, ya sea en una cava climatizada o en el refrigerador, ya que son los cambios de temperatura los que dañan el vino estando abierto”.
“Si tiene la tapa rosca, el sello es bastante hermético y da lo mismo si la botella se guarda parada o acostada”, dice el director técnico y enólogo de Viña Concha y Toro, Marcelo Papa. “Si el vino tiene corcho, la botella debe quedar acostada, porque si está parada el corcho queda solo en contacto con el aire y se empieza a resecar, dañando el vino con el tiempo”, añade.
Dicho esto, se recomienda que el vino, una vez abierto, sea consumido en máximo cinco de días.
“La regla básica es seguir los propios instintos”, dice Papa. “Hay cosas muy básicas, como que los pescados quedan mejor con los vinos blancos y las carnes con los tintos, pero si uno quiere ir más profundo, tiene que entender el tipo de comida y tipo de vino para ver cómo van a maridar”, agrega el especialista.
Felipe Rojas enfatiza en la importancia de considerar los sabores del plato. “En especial el sabor predominante, la carga grasa y la condimentación para, a partir de ahí, buscar el vino que por cuerpo o notas mejor funcione”, explica.
¿Has escuchado decir que si una botella de vino tiene la picada (ese agujero en la parte posterior) más prominente, es de mejor calidad? Según Marcelo Papa esto no es más que un mito. “En términos de guarda no tiene ninguna importancia. Que un vino tenga una picada más profunda es para que la botella se vea más importante”, explica.
El gusto personal predomina en cuanto a qué es y qué no es un buen vino, pero el director técnico de Viña Concha y Toro confiesa que hay un error que muchos cometemos, especialmente en los meses en que el asado se hace más usual: dejar el vino al sol o cerca de la parrilla por varias horas, elevando su temperatura y afectando al sabor y la experiencia final
Quienes se quieran lucir con un buen vino deben mantenerlo fresco y sin variaciones importantes de temperatura hasta servirlo.
¿Importa el año?
Enólogos y sommeliers, que estudian hace tiempo todo lo relacionado con esta bebida, se saben al revés y al derecho las diferencias de cada año de cosecha y se van actualizando en la medida que pasa el tiempo. Pero un amante del vino amateur debiera manejar ciertas nociones básicas para poder identificar un buen ejemplar.
“Un buen año depende de muchas cosas”, asegura Matías Cruzat, enólogo de 1865 y Castillo de Molina. “A grandes rasgos, se puede decir que la temporada fue buena en términos climáticos cuando no es ni muy cálida ni muy fría, sino que perfecta para la maduración de la uva, la acumulación de azúcares y la formación de compuestos aromáticos y otros como el olor”, agrega.
Un vino de “buena añada”, explica el enólogo, tiene un color vivo en el caso de los tintos, un equilibrio en boca que no tienen otras añadas y aromáticamente es muy particular o excepcional.
¿Cuánto puede durar un vino abierto?
No es necesario tomar la botella completa para evitar que el contenido se estropee, siempre y cuando sepamos cómo guardarla. Cruzat recomienda que las condiciones sean idealmente sin oxígeno, esto quiere decir que con la botella tapada o traspasando el vino restante a un recipiente pequeño.
Por su parte, Felipe Rojas, Brand Ambassador de Viñedos Veramonte, agrega: “El ideal es usar una bomba al vacío que le quita el aire y guardarlo a una temperatura constante, ya sea en una cava climatizada o en el refrigerador, ya que son los cambios de temperatura los que dañan el vino estando abierto”.
“Si tiene la tapa rosca, el sello es bastante hermético y da lo mismo si la botella se guarda parada o acostada”, dice el director técnico y enólogo de Viña Concha y Toro, Marcelo Papa. “Si el vino tiene corcho, la botella debe quedar acostada, porque si está parada el corcho queda solo en contacto con el aire y se empieza a resecar, dañando el vino con el tiempo”, añade.
Dicho esto, se recomienda que el vino, una vez abierto, sea consumido en máximo cinco de días.
Las claves del maridaje.
“La regla básica es seguir los propios instintos”, dice Papa. “Hay cosas muy básicas, como que los pescados quedan mejor con los vinos blancos y las carnes con los tintos, pero si uno quiere ir más profundo, tiene que entender el tipo de comida y tipo de vino para ver cómo van a maridar”, agrega el especialista.
Felipe Rojas enfatiza en la importancia de considerar los sabores del plato. “En especial el sabor predominante, la carga grasa y la condimentación para, a partir de ahí, buscar el vino que por cuerpo o notas mejor funcione”, explica.
La picada de la botella.
¿Has escuchado decir que si una botella de vino tiene la picada (ese agujero en la parte posterior) más prominente, es de mejor calidad? Según Marcelo Papa esto no es más que un mito. “En términos de guarda no tiene ninguna importancia. Que un vino tenga una picada más profunda es para que la botella se vea más importante”, explica.
El gusto personal predomina en cuanto a qué es y qué no es un buen vino, pero el director técnico de Viña Concha y Toro confiesa que hay un error que muchos cometemos, especialmente en los meses en que el asado se hace más usual: dejar el vino al sol o cerca de la parrilla por varias horas, elevando su temperatura y afectando al sabor y la experiencia final
Quienes se quieran lucir con un buen vino deben mantenerlo fresco y sin variaciones importantes de temperatura hasta servirlo.
Andrea Hartung
Fuente: La Tercera
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