Pero no todos los aceites pueden presumir de las mismas virtudes, ya que algunos tienen contraindicaciones para la salud, y no se recomienda su consumo continuado. Mientras que opciones como el de sésamo o el de aguacate son también positivos para una dieta sana y equilibrada, hoy te hablaremos de alternativas menos recomendables.
En el caso del aceite de colza, también llamado de colza o nabina, este se trata de un aceite con alta proporción en ácido erúcico, relacionado en varios estudios con determinados tumores y enfermedades autoinmunes.
Gran parte de su mala fama procede de una intoxicación que se produjo en el año 1981. La venta de una partida de este aceite desnaturalizado estaba adulterado con restos de plaguicidas y causó la muerte de miles de personas y el envenenamiento de muchas con secuelas irreversibles. En todo caso, se debe buscar aceite de colza prensado en frío y que no sea ultraprocesado: este si abunda en ácidos grasos Omega-3 y otros compuestos beneficiosos.
Aunque se use tradicionalmente para freír el aceite de girasol es menos sano que el de oliva: además de un perfil nutricional más pobre contiene una alta proporción de aldehídos, un compuesto orgánico relacionado con algunos tumores y trastornos neuronales. Además, tiene muchos ácidos grasos omega-6, causantes de inflamación y que deben contrarrestare con una mayor cantidad de omega-3.
Tampoco se recomienda el aceite de maíz, con una elevada cantidad de grasas saturadas, ni la margarina. Si hablamos de alternativas de origen animal, la manteca de cerdo tampoco es una opción saludable en absoluto.
Fuente: ticbeat
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