Para cualquier ser mortal, consumidor, en muchas ocasiones resulta muy difícil diferenciar cuándo estamos frente a un vino de una calidad aceptable, de uno realmente destacado.
Podemos prestar atención a diferentes cosas para distinguir ciertos aspectos que nos ayuden a encontrar la calidad de un buen vino.
Una aclaración: esta que sigue es una guía absolutamente básica, un "ABC" para acercarte a una simples pautas si no sabes absolutamente nada de vinos. Sin embargo, hay que decir que en cuanto a colores y aromas, por ejemplo, hay muchos más descriptores olfativos y colores, tonalidades y virtudes para hilar fino y tener en cuenta.
1. Color
Está claro que los varietales hacen que los vinos tengan su color particular. Es decir, por regla general algunas cepas dan vinos blancos y otras vinos tintos. Para determinar un buen color en vinos blancos, debemos ver un amarillo pálido, si ves que ya está amarronado, mejor no agarres esa botella. En los tintos, como el Malbec, el color característico es el violáceo.
2. Aroma
Siempre es recomendable comprar los vinos en lugares especializados, donde podes degustar una muestra de lo que vas a comprar. O un símil. Los aromas de los vinos deben ser frutales frescos y florales, si aparecen otros aromas es mejor, que en principio, no tomes esa botella. Como así también, prestarle atención a la durabilidad de los aromas en tu nariz. Mientras más permanezcan, mejor.
3. Balance
Tanto en el color, como en el aroma y por supuesto su saber deben estar en armonía. Si algunos de estos aspectos se destaca por encima de otro, estamos ante un vino un tanto desequilibrado. Será muy bueno en una cosa y menos en otra.
4. Textura
Si cuando estás frente al líquido, ves que su aspecto es denso o turbio, no estás frente a un buen ejemplar. La textura del vino es fundamental, es lo que se llama muchas veces el "cuerpo". Es esa sensación seca y un tanto áspera en en centro de la lengua y cuánto tiempo perdura eso en tu boca.
5. Apariencia
Así como nosotros cuidamos nuestro aspecto y presentación, es lo mismo cuando nos enfrentamos a una botella de vino. La etiqueta tiene que tener buen gusto, responder a lo que quiere transmitir el líquido y consecuentemente no tener raspones ni estar en mal estado.
FEDERICO LANCIA
Fuente: MDZ
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