M.MORALEJO
La joven Chiyu Sugiyama, tristemente célebre porque era la novia de Miguel Ángel Reyes, el icónico artista recientemente fallecido en Vigo, acerca al paladar local especialidades como los dorayakis de «Doraemon»
Chiyu Sugiyama está al frente de la primera panadería japonesa de Vigo, que ayer abrió sus puertas en el Casco Vello en la Travesía do Franco, 1, unos metros más abajo del célebre Bocateo, haciendo esquina con la calle Chao. Aunque era su primer día, ya tenía cola ante la puerta del pequeño local. La joven nipona, tristemente célebre porque era la novia de Miguel Ángel Reyes, el icónico artista recientemente fallecido, conocido como «Sly», pudo percibir el apoyo incondicional del vecindario. En un goteo continuo, pasaban a ver la novedad. Unos, a estrenarse como clientes. Otros, a curiosear, y algunos, a preguntarle si necesitaba algo, como Natalia, del restaurante Carbonara. Como cuenta Chiyu, ella forma parte del grupo de personas que, cuando llegó a Vigo, le hicieron sentir «que tenía una nueva familia», reconoce.
La nueva hostelera, nacida en la ciudad de Iga, «pueblo de ninjas», subraya, confiesa que siempre tuvo en mente montar una panadería. La pandemia le brindó la oportunidad de pasar muchos meses practicando en casa. Pero no era su primer contacto, ni mucho menos. «Estaba empleada en un restaurante y debido a las restricciones por el covid, estuvo cerrado bastante tiempo», lamenta. El contacto de la emprendedora con el sector viene de lejos. Ella llegó a Galicia hace doce años y desde que aterrizó en España se interesó por la gastronomía. «Me vine tras conocer a un chico en la Universidad de Tokio, donde yo estaba estudiando Filosofía y Religión; o budismo», resume. Nunca ejerció, pero dice que no es nada raro. «En Japón es habitual que te formes en algo solo porque le gusta, pero luego trabajes en otras cosas. Bueno, los médicos no», aprecia con humor.
Alumna de Pepe Vieira
Cuando llegó hizo un máster en Relaciones Internacionales pensando en buscarse un futuro laboral y a la vez, familiarizarse con el idioma. «Pero vi que no había trabajo y seguí intentándolo con lo que me gustaba. Me apunté a un curso de cocina en Santiago. Eso me permitió hacer prácticas de pastelería con Pepe Vieira en su restaurante», explica. Desde entonces ha trabajado en varios, siempre como pastelera. «Un compañero encontró trabajo en Vigo y decidí cambiar de ciudad, donde estoy desde el 2015», relata la joven, que también ha pasado por la cocina del Silabario, haciendo postres.
Aunque la repostería es su especialidad, el pan lleva años tentándola. En el 2017 se fue a Japón a formarse y hacer prácticas en el sector, y por eso forma parte de la oferta del negocio que acaba de abrir con el nombre de Sen (que significa mil en nipón) y también suena como la primera parte de su nombre) y la imagen de un gato negro (como Tango, uno de los tres que tiene), «aunque el mío está más gordo», dice la joven guerrera ninja.
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En su establecimiento se pueden probar dulces típicos como los dorayakis o el an pan con relleno de judías rojas azuki que saben a chocolate, mochis, melón pan, choco cornet y otros muchos, que el público conoce por series manga como Doraemon. La nueva panadera acercará el exotismo de las recetas de su país, «que allí gusta más blandito y se hacen dulces y saladas», afirma. «La mandíbula no está preparada para comer pan como el español. En Japón le llamamos pan duro», explica. Sin embargo, ella también hace versiones para la clientela local, como pan de masa madre con harina de trigo y centeno, y café Mori, o té, para llevar.
BEGOÑA R. SOTELINO
Fuente: La Voz de Galicia
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