Son muchas las razones que se nos pueden ocurrir para justificar el descorche de una botella de vino, y en realidad no deberíamos necesitar un motivo especial para disfrutar de este gran momento, brindando con nuestra gente. Pero lo de hoy no tiene tanto que ver con la celebración de la vida, sino con la conservación del vino. Ya que no todos los vinos necesitan los mismos cuidados cuando lo que buscamos es poder consumirlos en su momento óptimo.
Concretamente, son dos los tipos de vino con los que tienes que tener especial cuidado y bajarlos del altillo del armario cuando veas que ya llevan tiempo cogiendo polvo. A continuación te explicamos por qué ocurre esto y así evitamos de que te lleves un disgusto cuando ya sea demasiado tarde.
Consejos generales para conservar tus vinos
Nunca está de más repasar todo aquello que podemos hacer para poder ofrecer siempre a nuestros invitados un vino en perfecto estado a la par que fresco. ¡Ahí van unas cuantas recomendaciones!
- Temperatura: Es una de las cosas más importantes, pero no la única a tener en cuenta. En este sentido, debes saber que el vino tinto, que generalmente es un vino con cuerpo, es probable que se estropee si no está a una temperatura comprendida entre 12 °C y los 16 °C. En ningún caso un vino tinto va a poder mantener el tipo si se conserva a menos de 11 °C ni a más de 18 °C. Si nos fijamos en los blancos, nos va a tocar hablar de una temperatura muy diferente la de los tintos. Al contrario que estos, se pueden enfriar un poco más y la temperatura ideal estaría entre los 8 °C y los 12 °C
- Posición: Si quieres conservar una botella durante mucho tiempo, lo ideal es colocarla en posición horizontal. De esta manera, el corcho permanecerá en contacto con el vino en todo momento y no se secará.
- Luz: La vinoteca, o el vino en cuestión, nunca debe exponerse a la luz del sol, ya que esto podría dañar la botella y terminar oxidando la bebida.
- Humedad: Ya sabemos que las botellas están cerradas, pero eso no evita que estén exentas de evaporación. De ahí que sea recomendable mantener un grado de humedad de entre el 80% y el 85%.
- Ambiente ventilado: la habitación donde guardes el vino no debe tener vibraciones y debe estar bien ventilada, así se evitará que el vino absorba olores.
¿Y qué pasa con los espumosos y los jóvenes?
Como sabíamos que estos dos tipos de vinos iban a generar más dudas, los hemos dejado para el final. Así que toma nota si eres de esos que han sucumbido a los encantos de unos vinos que están en pleno auge (nos referimos a los primeros).
Es importante que sepas que los espumosos son vinos que con el paso del tiempo van perdiendo gas carbónico. Por eso se recomienda consumirlos en el año, con un periodo máximo de dos años si se almacena en perfectas condiciones.
Su temperatura tope para ser degustados de manera agradable se encuentra alrededor de los 10 °C. Pero, ojo, que los vinos rosados son un tema aparte. La temperatura óptima de conservación, en este caso, se sitúa entre los 10 °C y los 12 °C, aunque también se pueden servir menos fríos, entre 12 °C y 14 °C.
¡Y llegamos a los vinos jóvenes! A grandes rasgos, los también conocidos como "vinos de año", muy populares en algunas zonas del País Vasco, que no deben superar el año de guarda (se podría hacer alguna excepción con aquellos vinos que han pasado por barrica algunos meses, tipo jóvenes robles, pero no muchos más). Es importante, dentro de ese período, escoger un espacio que no se vea afectado por cambios bruscos de temperatura y mantener el grado de humedad al 50 % (si es del 80 % tampoco pasa nada).
JESÚS ROJAS
Fuente: Directo al paladar
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