No obstante, los aromas pueden clasificarse también por familias, es decir, en grupos que comparten rasgos comunes. Así, suelen clasificarse, por ejemplo, en afrutados, florales, vegetales o especiados, animales y tostados, aunque familias como la de los balsámicos, los empireumáticos (derivados del tostado de las barricas) o los químicos son también de uso común. Los aromas del vino blanco podrían dividirse así:
- Aromas primarios: Afrutados: limón, naranja, pomelo, lima (cítricos); piña, mango, maracuyá, lichi (tropicales); manzana, pera (fruta blanca); melocotones y albaricoques (fruta de hueso).Florales: rosa, acacia, jazmín, azahar, flor de espino, tilo.Vegetales: paja, heno, espárrago, aceituna, matorrales, hinojo, tomillo, laurel.
- Aromas secundarios: Panadería: pan, brioche, levadura, galleta, pastelería.Lácticos: mantequilla, yogur, queso.Amílicos: plátano, caramelo ácido, laca de uñas, barniz.
- Aromas terciarios: Empireumáticos: pan tostado, café, caramelo, alquitrán, humo.Balsámicos: resina, pino, eucalipto, menta, incienso.Especiados: canela, pimienta, vainilla, clavo, nuez moscada, cardamomo.Frutos secos: avellana, almendra, nuez.Otros: miel, dulce de membrillo, cera de abeja, coco rallado, orejones.
La forma más agradecida y didáctica de aprender a identificar los distintos aromas es prestando mucha atención a cada copa de vino y a cada olor que provenga de cualquier cosa que nos rodee, ya sea un plato de comida, un paisaje o un jardín. La práctica nos permitirá identificarlos con mayor facilidad y asociarlos a variedades de uva, tipos de crianza o incluso climas. A continuación, les sugerimos una selección de productos con la que introducirse, jugando, en el maravilloso mundo de los aromas del vino blanco.
Lluís Romero
Fuente: Vinissimus
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