En materia de vinos, empezar la respuesta con un NO comienza a meternos en terrenos complicados. Porque nada más contradictorio de la regla número en este tema: siempre primero probar.
Y allí si aplicará la regla número 2 y última. “Sobre gustos no hay nada escrito”. Por lo cual, si ponemos de manifiesto estas indicaciones, estarémos frente a un hecho muy difícil de lograr en el ser humano. Poder despojarse de sus cuantiosas armaduras y conectar directamente, en este caso con el vino.
Por eso en los casos de los vinos blancos esto resulta preciso para explicar el comportamiento de ciertos consumidores, atados a lineamientos que corrompen la esencia del vino.
El color es lo de menos
¿Qué pasaría si sensorialmente te haría definir un vino sólo por su aspecto y color? Es decir no podrías oler y menos probar. Complicado ¿no?
Bueno té propongo el ejercicio a la inversa. Sin saber (incluso ahora vienen unas copas negras) proponete degustar un par de vinos, solo por aroma y sabor. No veremos el color, es decir si es tinto o blanco.
Y siguiendo ese juego seamos más específicos. Coloquemos un Pinot Noir de Valle de Uco, en otra copa un rosé de Cabernet Sauvignon y una tercera un Chardonnay con paso por madera de Luján de Cuyo.
Luego contame qué pasó.
Toda la paleta de colores
¿Qué quiero decir? Que no veamos el mundo solo en rojo y negro. Y así de literal. Fíjate todo lo que te falta. Los vinos blancos, son los que van a aportar toda la diversidad conocida a nivel mundial.
Y esto es un hecho comprobado. Aparecen todos los más complejos y variados descriptores aromáticos que podemos encontrar en esta maravilla de bebida.
Por eso, entiendo que hayas tenido alguna experiencia no muy positiva con alguna etiqueta, pero establecerlo como un vino menor es un error mayúsculo. De hecho son tan difíciles de hacer o incluso más que los vinos tintos.
Hoy la Argentina ha hecho un salto tremendo en materia de vinos blancos, y puede ser que un concepto arcaico, si es que te interesa el vino, pueda dejarte afuera de la más interesante diversidad que nos puede ofrecer la bebida.
Por eso vuelvo al comienzo, y sobre la segunda regla. “Sobre gustos no hay nada escrito”. Ahora si nunca lo probaste, será muy difícil de aplicar.
Federico Lancia
Fuente: MDZ
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