La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición explica la distribución adecuada de los alimentos en las baldas de la nevera.
Conservar los alimentos de manera adecuada es clave para evitar que aparezcan bacterias causantes de intoxicaciones alimentarias, como pueden ser la Campylobacter, la Escherichia Coli y la Salmonella. Las neveras son los electrodomésticos que nos permiten almacenar alimentos durante días. Pero para reducir al máximo el riesgo de proliferación de bacterias hay que elegir la temperatura correcta y saber en qué parte de la nevera ubicar cada alimento.
En este sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda que la temperatura del frigorífico oscile entre los 0 y los 5ºC. Asimismo, es fundamental que la puerta esté abierta el mínimo tiempo posible.
La propia AESAN se hacía eco en Twitter recientemente de otra recomendación clave del European Food Information Council (EUFIC): la ubicación de cada alimento. Con el fin de conservar de forma óptima la comida, esta es la distribución a seguir:
- En la puerta: alimentos listos para comer como, por ejemplo, mantequilla, mermelada o kétchup, además de las bebidas.
- Estantes superiores: alimentos listos para el consumo o ya cocinados, queso, yogures y sobras de comida.
- Estantes intermedios: huevos, lácteos, embutidos y platos precocinados.
- Estantes inferiores: carne cruda, carne de aves y pescado (siempre en envases cerrados). También se pueden utilizar para los alimentos a descongelar.
- Cajones inferiores: frutas y vegetales. Son productos que se estropean rápidamente, por lo que tienen que estar en los espacios más fríos y húmedos.
Alimentos que no deberían meterse en la nevera
Los plátanos y los tomates no se deben guardar en el frigorífico. ¿El motivo? El frío les impedirá madurar como deben. Asimismo, deben guardarse fuera, en un lugar fresco y seco, las patatas, las cebollas y los ajos.
Fuente: 20 minutos
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