El vino calienta el cuerpo y el espíritu y esta alternativa es un planazo para esas nochecitas bien frías.
El vino caliente es una preparación que tiene historia, pero que se renueva con recetas que buscan innovar para ofrecer una bebida diferente, llena de aromas y sabor y con toda la calidez que el invierno reclama.
Esta bebida tiene sus raíces en la antigua Roma, durante los primeros dos siglos de la era cristiana; allí el vino se solía especiar y calentar para combatir las bajas temperaturas del crudo invierno italiano. Luego, se expandió su consumo al resto de Europa, también la India y llegó a América. En el siglo XIII, la ciudad de Montpellier en Francia era famosa por sus vinos picantes. Es que a esta ciudad portuaria llegaban las especias de Oriente y, entre ellas, la reina de estos vinos: el clavo de olor. Suecia también adoptó la tradición del vino caliente, primero fue una bebida exclusiva de la aristocracia pero luego se hizo popular.
Una forma diferente de disfrutar la bebida nacional.
Sus múltiples denominaciones
En Suecia, esta bebida, ya popularizada, tomó el nombre de glögg” (vino caliente). En Francia este vino cálido y dulce es conocido como “vin chaud” o “vino brulè”. En Inglaterra se llama “mulled” y en Alemania, “glühwein”. En España se conoce como “vino caliente”, ” especiado” o “vino de Navidad”. En México y en Perú se llama “ponche de vino” o simplemente “ponche” y también se prepara para las fiestas de fin de año. En Chile es conocido como “navegado”, “candola” o “guinda caliente”. En Argentina, lo llamamos simplemente vino caliente y es una forma diferente de disfrutar la bebida nacional.
El toque de sabor: las especias
Las recetas de vino caliente tienen un denominador común: las especias. Su cantidad o combinaciones varían pero las clásicas son canela, clavo de olor, anís, nuez moscada y jengibre; además, las recetas suman cáscara o rodajas de naranja o limón, cardamomo e incluso plantas y flores comestibles como la genciana, rosas, hibiscus, además de azúcar o miel.
Esta bebida tiene sus raíces en la antigua Roma. |
Algunas recetas recomiendan calentar el jugo de una naranja con las especias y luego agregar el vino y puntualizan que este sea ligero y sin crianza. Se calienta todo a fuego lento, suavemente, evitando la ebullición y revolviendo de forma permanente. Se mantiene una temperatura aproximada de 70-80 grados.
La receta
- 1 rama de canela
- 5 clavos de olor
- 3 cucharadas de azúcar
- 1 estrella de anís estrellado
- 1 botella del vino tinto que más te guste, si puede ser con madera, mejor.
En una olla, poner a tostar durante unos segundos las especias, apenas para que “despierten” y comiencen a despedir sus aromas. Inmediatamente agregar el azúcar, el vino, y dejar hervir a fuego bajito durante 4 o 5 minutos. Servir caliente.
Con información del elvinonosune.com.ar
Fuente: Mendoza Voz
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