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Una cata de vinos es más que una simple degustación. Si te lo curras un poco, conseguirás sumergir a tus invitados en una experiencia sensorial y educativa que os permitirá explorar, apreciar y disfrutar de una amplia variedad de aromas, sabores y descubrimientos. Es la actividad perfecta para pasar un buen rato en compañía, mientras desatamos nuestra curiosidad y recorremos nuevos horizontes enológicos.
Antes de darte una serie de consejos para organizar la mejor cata de vinos de la historia, es importante que recuerdes que no hace falta ser un erudito en la materia: el vino es disfrute y la mejor manera de aprender es bebiendo. El vino es un catalizador de momentos especiales, un generador de recuerdos únicos, y una cata de vinos puede convertirse en la mejor excusa para compartir risas y descubrir nuevos aromas y sabores en buena compañía.
Así que, abre tu mente a nuevos estilos y regiones, y déjate seducir por la magia, la tradición y la pasión que rodea al mundo del vino. Tu reto ahora es contagiarla. En “La La Land”, Mia le dice a Seb que su local va a ir bien porque a la gente le encanta lo que a otros les apasiona, y ese es el fundamento que hace funcionar el mecanismo cultural del vino. Esta es la hoja de ruta que debes seguir para llevar el viñedo al salón de tu casa. Cada detalle cuenta.
Antes de darte una serie de consejos para organizar la mejor cata de vinos de la historia, es importante que recuerdes que no hace falta ser un erudito en la materia: el vino es disfrute y la mejor manera de aprender es bebiendo. El vino es un catalizador de momentos especiales, un generador de recuerdos únicos, y una cata de vinos puede convertirse en la mejor excusa para compartir risas y descubrir nuevos aromas y sabores en buena compañía.
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1. Elige vinos diferentes
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El objetivo principal de organizar una cata de vinos en casa es descubrir cosas nuevas. Descarta las referencias o regiones que mejor conozcas y opta por una variedad de vinos que representen estilos diferentes estilos o zonas vitivinícolas que te apetezca descubrir. Otra idea es hacer una cata temática: blancos, tintos, espumosos, clásicos de Europa, Nuevo Mundo... Para componer una degustación completa e interesante sin saturar al personal, la medida está entre 3 y 5 vinos.
2. Cada vino a su temperatura
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Para una correcta degustación, los vinos han de estar a la temperatura adecuada. Esta no es exactamente la de servicio, sino un poquito por debajo, ya que el frío puede disminuir las sensaciones organolépticas en la cata. Refrigera las botellas según las recomendaciones para blancos, tintos o espumosos, y déjalos atemperar un rato antes de catar. Si te has venido arriba y has comprado alguna añada antigua, recuerda que quizás necesites decantarla para permitir que el vino se airee y se exprese sin timidez.
3. No vale cualquier copa
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La copa es un elemento más en la degustación y es importante elegirla bien. De la forma, el tamaño y el material con el que están elaboradas las copas dependerá disfrutar en mayor o menor medida del color, los aromas y el sabor del vino. Existen muchos tipos, pero para catar lo importante es que reúna una serie de características: la forma ha de ser convexa, con el borde curvado hacia el interior para captar el aroma y con tallo largo; el tamaño, lo suficientemente grande como para poder girar el vino sin que se derrame, y el material, cristal fino, transparente, liso y sin facetas. Las de tipo tulipán son las mejores para apreciar los aromas y sabores de manera óptima. Si no puedes disponer una copa por cada tipo de vino, asegúrate de tener, al menos, una por participante y proporciona agua y servilletas para envinar y secar entre vinos. También puedes poner en el centro una escupidera para vaciar las copas.
4. Las fases de la cata
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La cata tiene tres momentos. La primera es la visual: con la copa en la mano y sobre un fondo blanco, dedica unos instantes a observar el color, la densidad del líquido, sus matices. La segunda es la olfativa: mete bien la nariz en la copa hasta y aspira los aromas del vino intensamente, después intenta analizarlos y definirlos. No te frustres si no sabes ponerle nombre a lo que hueles, es normal. Finalmente, en la boca, esfuérzate un poquito más en percibir las sensaciones gustativas, incluso táctiles, que te ofrece el vino. Tira de memoria sensorial y comparte tus percepciones. Todos podemos catar un vino con mayor o menor sensibilidad y decidir si nos gusta o no, si nos emociona o nos deja indiferentes. Es así de sencillo.
5. Papel y boli
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Preparar fichas de cata impresas para cada participante le dará el plus de profesionalidad a la velada. Así, además de registrar sus observaciones sobre cada vino, se podrán llevar a casa los apuntes. Incluye aspectos como el color, aroma, sabor, cuerpo y final. Y no te olvides de dejar espacios para rellenar con el nombre, la bodega, la denominación, o incluso alguna curiosidad sobre el vino. Esto os ayudará a registrar las impresiones y favorecerá la discusión posterior.
6. Prepara un picoteo que armonice con los vinos
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El vino se disfruta aún con comida, estamos de acuerdo, pero algunos sabores pueden interceder en la degustación. Para que esto no suceda, ofrece aperitivos que complementen los vinos que se degustarán. Pan o picos para cambiar de sabor, quesos y frutos secos suelen ser buenos acompañantes de la cata porque ayudan a realzar los sabores de los vinos. Además, animarán a tus invitados a jugar con el maridaje.
7. Todas las percepciones son válidas
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Catar un vino es una experiencia sensorial con un alto componente emocional. Es algo subjetivo y, por lo tanto, todas las apreciaciones son correctas y todos los comentarios acertados. No necesitas saberte un glosario de palabrejas de vino para exponer lo que la copa te ha hecho sentir, así que no mantengas la boca callada por miedo a meter la pata y fomenta la interacción y la discusión entre tus invitados. Anímales a compartir impresiones, preguntas y comentarios sobre los vinos para enriquecer aún más la experiencia y aprender de las percepciones de los demás.
LAURA S. LARA
Fuente: Elle
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