Como venezolano y viviendo una revolución política desde hace más de 12 años, no escapa de los ojos del pueblo la desmejora y situación actual de nuestro café, y aún mucho peor el estado de nuestros cafetales y caficultores. Tampoco ha escapado de nuestro paladar el nuevo sabor del café venezolano, que ha obligado a muchos a retroceder e irse por el camino del té para evitar la acidez y los malestares estomacales que produce el café hecho en socialismo.
Desde hace varios años el gobierno venezolano viene importando café de Nicaragua y Brasil para mezclarlo con el nuestro, debido a una baja producción de nuestros cafetales (hay muchas otras excusas). También se debe tomar en cuenta el monopolio que tiene el gobierno con el café después de las expropiaciones de las tostadoras privadas, con lo que pasó a controlar más del 70% de la producción del café tostado del país. No solo eso, además controla el precio de compra-venta del café verde y tostado; desde luego, el único que puede importar y exportar café es el gobierno.
Ahora me pregunto... ¿todo esto será buscando lo que dijo el Che?, ¿Café para todos?.Lo dudo mucho.
Debido a estas políticas de precios, control y monopolio, no solo ha afectado a nuestros caficultores y a nuestros ex tomadores de café, sino también el prestigio de los cafés de los amigos de Nicaragua y Brasil.
En mi reciente visita al evento de la AsociacióndeCafésEspecialesdeAmérica en Houston, tuve la oportunidad de compartir experiencias con los hermanos latinoamericanos presentes en esta tan importante feria (Venezuela no participó). Al llegar al stand de Nicaragua les dije: “Vengo a confirmar por qué el café de Nicaragua es tan malo”. Lógicamente, todos los presentes se pusieron a la defensiva y Luis López, campeón Barista de Nicaragua, me preparó un delicioso espresso con café nicaragüense. Entonces les confirmé -“Éste no es el café que ustedes nos están enviando”, y allí comenzó el gran debate. Debo decirles que el café de Nicaragua es muy bueno.
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| La única presencia del café de Venezuela en la SCAA. |
Un viejo paquete de muestra de un proveedor de empaques de café.
Todo esto me ha llevado a hacerme las siguientes preguntas:
- ¿Por qué estamos ahorcando a nuestros caficultores regulándole el precio del quintal de café? El costo del quintal de café está muy por encima de lo que paga el gobierno. Podríamos decir que el caficultor le está regalando la mitad de cada quintal. El café es pérdida para nuestro caficultor.
- ¿Por qué estamos pagando el café en dólares y a precios internacionales? El precio internacional del café está en topes históricos y con las grandes importaciones de café no hay que tener la mente calculadora de algún Físico Termonuclear para concluir que ese dinero se lo deben dar a nuestros caficultores para estimularlos a producir más y mejor café, además de tener una vida digna.
- ¿Si el café de Nicaragua es tan bueno, por qué lo que tomamos es tan malo? Aquí hay un gran vacío de información que ni los amigos de Nicaragua pudieron aclarar. ¿Será que compramos café AA y lo que llega es CC?, ¿Habrá algún tipo de fuga?
Esto es un largo tema que, en mi caso, sólo genera muchas dudas. En fin, como siempre digo a manera de conclusión: la responsabilidad del futuro del café venezolano es de los venezolanos.
Espero que este post genere reflexiones importantes sobre nuestro café.
Hasta la próxima taza de café... ¿Venezolano?
Gracias.
Paramaconi Acosta
Barista
www.Paramaconi.com
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